Funcionarios se concentran ante el Congreso nada más conocerse el ajuste. :: A. MONTILLA
ESPAÑA

Pasarela de camisetas

Diputados de Izquierda Plural lucen lemas de apoyo a los mineros mientras que un grupo de funcionarios se cita frente al Congreso

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La contundencia y el detalle con los que se empleó Mariano Rajoy pilló con el pie cambiado a ciertos dirigentes de la oposición, pero también a la mayoría de los diputados del partido que sustenta al Gobierno. El presidente solo compartió con su estrecho equipo de confianza el calado del discurso. Tras el primer turno de palabra de Rajoy, en el que anunció el mayor recorte de la democracia y enmendó alguno de los postulados señeros del partido conservador, como su negativa a subir el IVA, el grupo parlamentario popular en pleno se puso en pie como un solo hombre y ovacionó a su jefe.

Uno de los diputados del PP explicó al finalizar el pleno que el aplauso era por la «valentía y determinación del presidente» y no porque subieran el IVA o bajase la prestación por desempleo.

De hecho, la supresión de la paga extraordinaria de Navidad también afecta a todos los diputados y senadores -además de al presidente, ministros y altos cargos-. Un detalle que quedó patente durante la intervención del portavoz popular, Alfonso Alonso, que fue jaleado por sus compañeros de bancada salvo cuando avanzó que su grupo sería el primero en solicitar con carácter inmediato que se apliquen a todos los miembros del Parlamento las restricciones que se van a aplicar a los altos cargos. Sus compañeros no agradecieron sus palabras con vítores, como habían hecho hasta entonces, sino con tímidos aplausos. El bolsillo duele a todos igual. Si no, que se lo digan a los funcionarios que, una hora después de que Rajoy destapara el tarro de los recortes, comenzaron a congregarse para protestar en la Carrera de San Jerónimo justo en frente del Congreso.

La concentración, a la que acudieron unas 150 personas, se gestó de manera espontánea, con mensajes a través de móviles y de las redes sociales. «¡Ahí está, la cueva de Alí-Babá!», exclamaban señalando al Congreso. Otro cántico muy repetido, este dedicado a Rajoy, decía: «¡Mariano, no llegas al verano!».

Respuesta contundente

La respuesta de las fuerzas de seguridad fue contundente. Agentes a caballo, a pie y cuatro furgonetas de las Unidades de Intervención Policial acordonaron rápidamente el perímetro del Parlamento y obligaron al pelotón de afectados a retrasar su posición hasta la plaza de las Cortes, más alejada de la puerta por donde entra y sale habitualmente el convoy del presidente del Gobierno. No obstante, y para evitar complicaciones mayores, Rajoy abandonó el Congreso por una puerta sin manifestantes, la que desemboca en la calle Cedaceros. La tensión, en el hemiciclo, fue bastante menor. Algunos parlamentarios de los grupos de izquierda se echaban las manos en la cabeza mientras Rajoy desgranaba el nuevo tijeretazo y entre las bancadas se cruzaron reproches.

Cayo Lara, sus compañeros de la Izquierda Plural y algunos miembros del grupo mixto, lucieron camisetas en apoyo a la marcha minera para enfado del Gobierno. «Izquierda Unida debe decidir si lleva la camisa verde, con la que piden impuestos en las empresas contaminantes, o la negra de los mineros, porque las minas contaminan, así que no pueden ir de verde y negro», apostillaba una alta representante del Ejecutivo.

El diputado de Equo-Compromís, Joan Baldoví, no se conformó con la blusa pro 'Marcha Negra', sino que durante su alocución en la tribuna sacó una segunda equipación. «De rayas rojas y blancas, como la de 'Dónde está Wally». Su justificación es que el presidente del Gobierno era «como Wally, porque toda España lo estaba buscando».

El ministro de Industria, José Manuel Soria, vivió desde la distancia pero con mucha preocupación los incidentes frente a su Ministerio tras la concentración de los mineros. Soria desatendió el debate porque no paró de recibir y mandar mensajes desde su teléfono móvil.

La socialista Carmen Chacón dejó patente su interés por estar presente en el pleno y ni las muletas ni el aparatoso vendaje que lleva en la pierna tras ser operada del tendón de Aquiles, le impidieron escuchar los recortes de Rajoy y, sobre todo, la gris réplica de su líder y adversario interno, Alfredo Pérez Rubalcaba.