La recesión se alargará hasta 2014
Rajoy desvela que sus datos de caída de la actividad para este año han empeorado tres décimas, hasta el 2% del PIB El presidente afirma que las previsiones apuntan a otra contracción del PIB el año próximo
MADRID. Actualizado: GuardarEl presidente del Gobierno pintó un panorama negro para España, también en términos macroeconómicos, para lo que resta de año y el próximo. Su diagnóstico ante el Pleno del Congreso de los Diputados no puede ser más pesimista, pues apunta a que la economía española pasará otros dos años en blanco en lo que respecta a crecimiento. Y sin crecimiento, recuerdan los expertos, no puede haber creación de empleo. De cumplirse los malos augurios del jefe del Ejecutivo, la recuperación podría no llegar hasta bien entrado 2014.
Lejos de querer transmitir un optimismo infundado, Mariano Rajoy llamó todas a las cosas por su nombre en su comparecencia parlamentaria. El escenario que presentó es «bien sombrío», según sus propias palabras, y su consecuencia más descarnada son los cinco millones seiscientos mil parados que «salen cada día por la mañana de su casa a buscar un trabajo que no encuentran». «Todas nuestras actuaciones deben tener siempre ese referente», subrayó.
Hasta ahí la radiografía sentimental de un país que, según reconoció el presidente del Gobierno, vive inmerso en la segunda recesión más grave de su historia, tras la sufrida en 2009. «Nunca antes la economía española había tendido dos recesiones seguidas y de esta magnitud, es algo que ninguno habíamos vivido», lamentó ante la Cámara baja.
A partir de ese punto, los fríos números evidencian el deterioro paulatino del Producto Interior Bruto (PIB). Rajoy desnudó la realidad ante los diputados y pronosticó que el decrecimiento de la actividad económica este año será «cercano al 2%» en media anual. Eso equivale a predecir un agravamiento en el segundo semestre del año.
Después de que la actividad encogiera un 0,3% en el primer trimestre, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ya avanzó en mayo un retroceso en torno al mismo porcentaje entre abril y junio. El Banco de España fue aún más pesimista y a finales del mes pasado ya auguró una caída del PIB «más intensa» en el segundo trimestre que en el primero. Ese deterioro coincidiría con el recrudecimiento del acoso de los mercados a la deuda soberana española y con el rescate a la banca.
La caída en torno al 2% que espera Rajoy para 2012 es algo superior al 1,7% que pronosticó el Ministerio de Economía cuando presentó su cuadro macroeconómico. De cumplirse esas perspectivas, la contracción real superaría también a las previstas por organismos como la Comisión Europea (1,8%), el Fondo Monetario Internacional (1,8%) y la OCDE (1,6%). El Banco de España también se habría quedado corto al cifrar en enero pasado en el 1,5% su estimación de deterioro del PIB.
Menor declive
Pero lo más descorazonador del panorama esbozado por Rajoy es que la economía española tampoco levantará la cabeza en 2013. Será otro año de debacle, aunque a juzgar por su discurso el descenso del PIB se mediría en décimas. Cuando redactó su programa de estabilidad, el Ejecutivo había estimado un tímido crecimiento del 0,2%. Ahora eso ha cambiado. «Para el año que viene todas las previsiones apuntan a que la situación recesiva continuará, aunque más cerca del 0%». «Esta es la realidad a la que nos enfrentamos», zanjó el líder del Ejecutivo.
Rajoy reconoció que esas malas cifras económicas se traducirán «en los peores indicadores, los más dañinos, aquellos que mayor deterioro provocan en el bienestar de los españoles». Como muestra, ofreció los datos de paro. En el último año la tasa de desempleo ha crecido tres puntos y supera ya el 50% en el caso de los jóvenes. En ese período el paro registrado se ha incrementado en casi medio millón de personas y el número de empresas que han cerrado ascendió a 32.094.
El Gobierno tiene muy presente que este escenario contractivo tiene mucho que ver con la sequía financiera. El crédito a las familias, reconoció el presidente, se ha reducido un 2,7% y el de las empresas un 3,7%. La deuda pública se situará a finales de este año en el 79,8%, cuando hace cinco años, en 2007, era solo del 36%.
Y en esta coyuntura España tendrá que acometer un esfuerzo titánico para reducir su déficit público «elevadísimo» desde el 8,9% del PIB (unos 90.000 millones de euros) registrado al cierre de 2011 hasta situarlo a finales de 2014 por debajo del 3% que exige el Pacto Europeo de Estabilidad.
La Comisión Europea acaba de otorgar a España un año más para cumplir ese objetivo. La nueva senda de consolidación fiscal conlleva que este año los números rojos de las administraciones públicas no podrán superar el 6,3% del PIB. Un punto más que el anterior objetivo que exigía Bruselas (5,3%), lo que supone un balón de oxígeno en la actual situación recesiva. En 2013 el desajuste entre ingresos y gastos tendría que reducirse al 4,5% y en 2014, hasta el 2,8% del PIB.
Esa senda irá acompañada de otras reformas estructurales. Afectarán al sector energético (para reducir el déficit tarifario), a la unidad mercado (mediante la simplificación del marco regulatorio al que se enfrentan las empresas), a la liberalización del sector servicios y a la racionalización del las administraciones públicas.