Olli Rehn, a la derecha, conversa con el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier. :: EFE
Economia

España pierde su asiento en el núcleo de poder del Banco Central Europeo

Luxemburgo desbanca al candidato de Luis de Guindos, que tampoco logra colocar a Belén Romana en el fondo permanente de rescate

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El día en que España perdió la triple A se esfumaron muchas más cosas que el respeto y la confianza de los mercados. El país, considerado tradicionalmente como uno de los cuatro grandes en Europa, junto a Alemania, Francia e Italia, caída en desgracia permanente. Un castigo evidenciado en los mercados y que ahora tiene su réplica -no menor- en el Banco Central Europeo (BCE) y en otras instituciones comunitarias.

La puntilla del descrédito llegó ayer, cuando los ministros de Economía de la Eurozona designaron como nuevo miembro del comité ejecutivo del BCE al luxemburgués Yves Merch en sustitución del español José Manuel González Páramo, que terminaba su mandato. Todo un jarro de agua fría para España, que según una tradición no escrita -vigente desde la fundación del BCE en 1999- tenía garantizado un asiento en el sanedrín del supervisor junto a esas otras tres grandes naciones creadoras del euro.

Todo un chasco para el país y para el ministro de Economía y competitividad, Luis de Guindos, que confiaba en situar en ese importante puesto al candidato español, Antonio Sáinz de Vicuña, director jurídico del propio Banco Central Europeo.

Fuentes comunitarias señalaron precisamente que ese perfil jurídico (y no técnico) habría sido un lastre para Sáinz de Vicuña. Otros analistas insisten en el creciente peso en el corazón de la europa comunitaria de las naciones con triple A, como es el caso de Luxemburgo.

Luis de Guindos intentó ayer quitar hierro al asunto, y atribuyó a «las circunstancias» la pérdida del asiento. En medio de un rescate a España -suave o severo, según se quiera ver-, De Guindos no tuvo más remedio que reconocer el castigo: «Creo que las circunstancias han tenido una influencia importante, y solo nos cabe felicitar a Mersch». «Espero que recuperemos el tiempo perdido y confío en que, sin duda, en una futura situación de cambio del comité ejecutivo del BCE España vuelva a tener presencia en el mismo», añadió el ministro en Bruselas.

La oportunidad se presenta, al menos, lejana en el tiempo, ya que -salvo imprevistos- la próxima vacante no se producirá hasta el primer trimestre de 2018, cuando está prevista la salida del portugués Vítor Constancio, que ocupa hoy la vicepresidencia del organismo.

Las desgracias nunca vienen solas, y el ministro de Economía ha visto también pasar por delante su última oportunidad de situar a un español en un puesto de cierta relevancia en Europa, la presidencia del fondo permanente de rescate. Se trataba, en términos comunitarios, de un premio de consolación, pero ni por esas. El elegido ha sido el alemán Klaus Regling, que ya dirige el mecanismo temporal, que ha vencido a la candidata nacional, Belén Romana.