La reinvención de un carnicero creativo
El gaditano aterriza en el mundo del arte con una colección de piezas recicladas de mercadillos y contenedores a las que aporta nueva luz Arsenio Rodríguez presenta la muestra 'Taller de artista. Carne de muñeco'
CÁDIZ . Actualizado: GuardarEl mundo de Arsenio Rodríguez no conoce límites. La creatividad explota en sus manos y le invita a dar un paso adelante, de la moda al arte. El gaditano presenta estos días en la sala Rivadavia su primera incursión en este mundo con la muestra 'Taller de artista. Carne de muñeco' que se expone en la sede cultural hasta el 29 de julio y que ahonda en temas como la identidad, la conciencia del reciclaje o la sociabilidad como base de su despertar.
La obra de Arsenio Rodríguez se reparte en dos espacios, a izquierda y derecha de la sala. En 'Taller de artista' explota su capacidad expresiva a partir de objetos como botellas de plástico, material que recicla y da nuevos usos y formas. «A las piezas encontradas en mercadillos o recogidas en contenedores, Arsenio Rodríguez les aporta nueva luz y les añade un aire lúdico y festivo. Lo que reside en su proyecto es la creación de algo nuevo a partir de algo usado o desechado», explica Francisco Cano, comisario de la muestra. Un explosión colorista con lo que el artista pretende «que la gente disfrute con la ironía que encierra mi trabajo. Mi obra hace alusión a la crisis con una perspectiva divertida del reciclaje», subraya el virtuoso gaditano.
Sin duda, el discurso de esta «mente hiperactiva», tal y como la califica Francisco Cano, sorprende más si cabe en el segundo espacio, 'Carne de muñeco', donde muñecos de látex pierden su fisionomía original para dar el salto a objetos decorativos que encierran cierto carácter perturbador en sus formas. Espejos y lámparas elaborados con piernas de barbies, bustos de un solo ojo con nombre propio o familias de piezas esperpénticas que buscan «una revisión del arte pop», señala Cano.
Dentro de esta segunda parte de la obra de Rodríguez cabe destacar las reminiscencias a la historia del arte, desde su lado más oscuro hasta su vertiente vanguardista. En 'Carne de muñeco' las esculturas beben de cierta influencia dadaísta y de lo grotesco de las figuras de El Bosco, pasando por la psicodélica europea de la década de los 60 y 70; pero sobre todo, se deja entrever en su concepción la huella del arte brut de Dubuffet y el arte povera. Este último movimiento rompe en sus manifestaciones el muro entre el espacio expositivo y el mundo exterior. Arsenio va más allá y traslada lo exterior al interior de la sala.
«El artista convierte su taller en una carnicería ironiza sobre lo perturbadora que pueden parecer algunas de sus creaciones a ciertos espectadores, riéndose de sí mismos y desmitificando su papel», concreta Francisco Cano.
En definitiva, un nuevo sendero creativo con el que Arsenio Rodríguez se ríe de sí mismo e invita al observador a viajar a su mundo donde nada es lo que parece y todo tiene un doble sentido.