La informática 'low cost'
El Raspberry Pi es un ordenador del tamaño de una tarjeta de crédito que cuesta 30 euros
MADRID. Actualizado: GuardarTiene nombre de postre pero es, en realidad, un ordenador que cabe en la palma de la mano y cuesta, atención, 30 euros. El Raspberry Pi está llamado a cambiar la forma en la que los jóvenes y no tan jóvenes se acercan al mundo de la informática. A simple vista, esta pieza de hardware no parece muy atractiva -se vende 'a pelo', como una placa con una serie puertos y sin carcasa protectora-, pero la intención de la fundación que lo promueve, inscrita en el Reino Unido como una asociación caritativa, es precisamente esa, aligerar costes «para que todo el mundo tenga acceso a él y así promover el aprendizaje de electrónica e informática», tanto en los hogares como en las escuelas. Habla Óscar Rodríguez, un madrileño de 36 años que trabaja como administrador de sistemas en una aseguradora y gestiona el portal de referencia en español sobre este ingenio británico. A Rodríguez, aficionado a la electrónica y a la filosofía 'Hazlo tú mismo', el dispositivo le fascinó desde el primer momento.
No es para menos. Construida sobre un microprocesador ARM11, que corre a 700Mhz, la CPU cuenta 256MB de RAM y una tarjeta gráfica VideoCore IV, capaz de reproducir vídeo a 1080p y manejar gráficos 2D y 3D con soltura. Existen dos versiones. La más completa -la única que se produce de forma masiva- dispone de dos puertos USB y uno Ethernet para conectarse a Internet. Una salida HDMI y un par de conexiones analógicas (RCA y jack) se ocupan de llevar la imagen y el sonido al exterior y como soporte de almacenamiento utiliza tarjetas SD, como las de las cámaras fotográficas. A través de ellas se pueden cargar distintos sistemas operativos. La versión más sencilla solo tiene un USB, desaparece el puerto Ethernet, y va destinada a las instituciones educativas. Su precio ronda los 20 euros.
Con este ordenador lo 'único' que necesitará el usuario es una fuente de alimentación, un teclado y una pantalla. Lejos de verlo como un 'handicap', a Rodríguez le parece una «oportunidad» para recuperar y reciclar todo tipo de componentes. Pero, ¿de qué es capaz Raspberry Pi? «Debemos imaginárnoslo como un ordenador de hace siete años. No es de última generación pero sí es capaz de correr un sistema operativo GNU/Linux con su entorno gráfico, manejar vídeos, documentos y hojas de cálculo, navegar por Internet y ejecutar videojuegos», señala Rodríguez.
Las posibilidades son infinitas. Puede convertirse en un reproductor multimedia para el salón, hacer las veces de un servidor o ser el 'cerebro' de un robot. Pero el responsable del portal va más allá: «La industria acabará adoptando este tipo de placas para ofrecer servicios a un coste más reducido». Rodríguez imagina vehículos, electrodomésticos, sistemas de domótica y prótesis gobernados por esta placa del tamaño de una VISA.
Lo que no tiene tan claro es que el futuro de los ordenadores a nivel de usuario pase por aquí. Y no lo cree porque, a diferencia de otros dispositivos, «no funciona nada más sacarlo de la caja, pero es una herramienta muy útil para aprender las bases de la informática», sentencia. Al fin y al cabo ese es el objetivo que tenían en mente Eben Upton y sus colegas del laboratorio de computación de la Universidad de Cambridge cuando elaboraron los primeros prototipos en 2006. Quizá su labor devuelva a los más jóvenes la pasión que los usuarios de ordenadores como el Spectrum, el Amstrad o el Commodore 64 profesaban en los ochenta por trastear y experimentar con cachivaches electrónicos. A finales de febrero de este mismo año se enviaron a producción las primeras 10.000 placas. Y el éxito fue rotundo. Cayeron los servidores y los plazos de entrega son de semanas.