El Gobierno rumano pone contra las cuerdas a su jefe de Estado

Las tensiones políticas entre el presidente de Rumanía, el conservador Traian Basescu y el primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta, están conduciendo al país balcánico a un callejón sin salida. Tras varios días de enormes tensiones con la jefatura del Estado, el Gobierno de coalición -formado por socialdemócratas y liberales (USL)- inició ayer el proceso para la destitución de Basescu por el Parlamento, según anunció el nuevo presidente de la Cámara, Valeriu Zgonea, un político de la máxima confianza del actual Ejecutivo.

A partir de hoy, una sesión parlamentaria extraordinaria debatirá un documento de 17 páginas que repasa la trayectoria de Basescu durante los dos últimos años de su mandato y el Gobierno busca demostrar que violó la legalidad constitucional. Si definitivamente la Cámara vota a favor de la destitución del todavía presidente, esta decisión tendrá que ser avalada por el Tribunal Constitucional antes de ser sometida a referéndum en un plazo de 30 días. Basescu, que tiene el apoyo del Partido Demócrata Liberal (PDL), ya fue destituido por el Parlamento en mayo de 2007, cinco meses después del ingreso de Rumanía en la Unión Europea, pero fue ratificado en el cargo por la propia ciudadanía en una consulta popular.

En este contexto conflictivo entre el presidente y el primer ministro, Victor Ponta lanzó una ofensiva contra las instituciones para debilitar a Basescu. Esta estrategia se saldó con la destitución del presidente del Senado, Vasile Blaga, por ser del PDL; la presidenta de la Cámara de los Diputados, Roberta Nastase, que pertenece al mismo partido; y el Defensor del Pueblo, Gheorghe Iancu. Los tres fueron sustituidos por políticos socialdemócratas. La oposición calificó este movimiento de «golpe de Estado» institucional. El primer ministro negó esta acusación y pidió a la oposición que deje de «amenazar al Gobierno».