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Confusión y enfado general en el estreno de la zona naranja
Impulsa ha recibido más de 1.500 peticiones de abonos más económicos para residentes, comerciantes de Valdelagrana y portuenses en general
EL PUERTO. Actualizado: GuardarAna María González, portuense, acaba de aparcar su coche en la zona naranja de Valdelagrana. Dispuesta a pasar lo que queda de mañana en la playa, con sus dos hijos, intenta ponerse de acuerdo con el parquímetro. Una hora cuesta 1,20 euros y cuatro horas 3,60. «¿No hay término medio? Yo no voy a estar cuatro horas...». La máquina le obliga a introducir el importa exacto, no da cambio. Y ella no tiene suelto. Le ayuda Fermín Casatejada, extremeño. «Esto es un sacaperras que ponen por afán recaudatorio». Esta fue la escena habitual que se pudo observar en los 'parkings' y calles de esta urbanización afectadas por la zona naranja. Unas dos mil plazas de aparcamiento en las que no se podrá dejar el coche sin pasar por caja.
Las impresiones de comerciantes y trabajadores no fueron mucho más positivas que las de los bañistas en el estreno de la medida adoptada por el Ayuntamiento y que gestiona la empresa municipal Impulsa. «Si algo tiene la playa de Valdelagrana es que es muy familiar y con buenas bolsas de aparcamiento. Y la gente ahora no va a pagar seis euros por venir a pasar el día». Estefanía Seper, camarera, hizo alusión a la cantidad máxima que tendrá que pagar un usuario por hacer uso de la zona naranja durante ocho horas. Esta norma estará activada de once de la mañana a siete de la tarde y de lunes a domingo, hasta el quince de septiembre. Impulsa también ofrece a los residentes y trabajadores la posibilidad de adquirir abonos por tres euros la quincena, seis por todo el mes y dieciocho euros por toda la temporada. Para los portuenses en general los precios son de cinco, diez y treinta euros respectivamente. Las oficinas de Impulsa ya han recibido más de 1.500 peticiones para abonos. Verónica Lorca, propietaria de un estanco, ya tiene el suyo. «Aunque no sea caro, no deja de ser un impuesto más. Y a mis trabajadores les cuesta más dinero venir». Verónica, que señala el aparcamiento prácticamente vacío a las dos de la tarde, reconoce que aún hay muchos pisos vacíos en los bloques de alrededor. «Pero no es normal que haya tan poca gente». En la cafetería de Denise, que esperan a los veraneantes con los brazos abiertos, se repiten las quejas y rechazan la teoría de la rotación, defendida por el Ayuntamiento como la solución para que haya más plazas libres. «Aquí la gente no viene a tomar una cerveza, sino a la playa. Y el que pague seis euros por aparcar no se va a tomar ni un café. Desde el domingo está el 'parking' vacío, porque la gente creía que ya tenía que pagar».
Primeras sanciones
Otros, como Francisco Saavedra, sevillano, ya está acostumbrado. «Allí tenemos la zona azul en el centro, pero lo de 7,50 por anular la multa es un robo. Allí, si nos pasamos de la hora y queremos quitarnos la sanción, pagamos 4,50». Esto mismo le acaba de suceder a un señor que se aproxima a uno de los controladores, que supervisa que todos los coches tengan el correspondiente tiquet y que ninguno supere lo que ha pagado. Otra señora pregunta donde puede dejar la moto. «Han quitado el sitio que tenían antes, y según me informaron las motos no pagan zona naranja. Pero no sabemos si las podemos dejar en los huecos para los coches... Si las dejamos muy alejadas, nos las roban».