Economia

Diamond apunta al Banco de Inglaterra tras dimitir como jefe del Barclays

El gran escándalo de la manipulación de los tipos Libor y Euribor extiende sus ramificaciones

LONDRES. Actualizado: Guardar
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El consejero delegado del banco Barclays, Bob Diamond, dimitió ayer para salvar la reputación de la compañía ante las cifras falsas que sus empleados dieron a la agencia que calcula los tipos de interés del sistema Libor y Euribor, pero el escándalo político y mediático empieza a tener ramificaciones que afectan ya a la estabilidad de las instituciones que regulan el sistema financiero británico.

Nadie ha logrado aún publicar datos del efecto real que tuvieron las alteraciones de los empleados de Barclays, pero la inmoralidad de unos bancarios que juegan con los tipos que afectan a millones de personas no tiene excusa en los comentarios políticos y mediáticos.

El presidente del Barclays, Marcus Agius, también ha dimitido, recibió el lunes pasado las llamadas del gobernador del Banco de Inglaterra, sir Mervyn King, y del de la Autoridad de Servicios Financieros, Lord Turner, que tienen a su cargo la supervisión del sistema financiero británico y de la banca privada.

Ambos le informaron de que el descarado americano, que habla sin los circunloquios de los ingleses y no se avergüenza de ganar dinero -muchísimo dinero- debía dimitir. El hijo de maestros de Connecticut dimitió de manera irrevocable e inmediata y acudirá hoy al Comité del Tesoro del Parlamento, donde ofrecerá su testimonio sobre lo que ha ocurrido.

Ayer se divulgó algo que solo podía proceder de su despacho, una de las tres únicas notas personales que Diamond habría escrito en su vida profesional tras una conversación con alguien. La mantuvo con Paul Tucker, vicegobernador del Banco de Inglaterra, el 29 de octubre de 2008, cuando el Gobierno y todas las instituciones del Estado intentaban apagar todos los fuegos desatados por el cortocircuito financiero.

Según la nota, Tucker habría dicho a Diamond, con los circunloquios ingleses habituales, que «está seguro de que no necesitamos asesoramiento, pero no es siempre necesario que aparezcamos tan altos como hemos aparecido recientemente». Este mensaje se relaciona con otro de los cargos contra Barclays, que mintió en los días más peligrosos de la crisis para ofrecer una mejor imagen del banco.

Mentiras

Habría mentido sobre el tipo de interés al que otros bancos le ofrecerían dinero en un momento en el que se había extendido la desconfianza sobre la salud de las grandes instituciones financieras y lo que la nota publicada ayer tras la dimisión de Diamond revela es que los directivos del banco central habrían animado al banco privado a no decir la verdad, para que se suavizasen las tensiones que estallaron en el otoño de 2008.

La División de Graves Fraudes habría abierto una investigación para averiguar si Barclays cometió delitos que puedan llevar a un proceso penal. El Parlamento votará mañana, tras la comparecencia hoy de Diamond y de otros directivos de Barclays, si se abre una investigación pública, o se contenta con una investigación dentro de su propio recinto y con los diputados como principales inquisidores.

Hay algo de auto de fe en lo que ocurre y el americano Diamond es la víctima propicia. Pero un banco que tiene en números una dimensión similar al PIB británico está siendo vapuleado públicamente.

El Barclays es, junto con el Santander, el que queda en manos privadas de los cuatro grandes en Reino Unido. Y su condena moral se debe a que acudió voluntariamente a las autoridades para desvelar su manipulación de los tipos. Otros eran también investigados y por el momento callan.