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Del Bosque, impermeable

Ha sido fiel a su ideario futbolístico a pesar de las presionesy las críticas del entorno desde el debut El seleccionador encaja con una admirable resignación y aparente calma los ruidos del exterior que siempre cuestionan su trabajo

KIEV. Actualizado: Guardar
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Vicente del Bosque ha sido, a su pesar, uno de los grandes protagonistas de la Eurocopa. Discreto y poco dado a emplear los altavoces mediáticos, esta vez ha tenido que cambiar de registro para tratar de frenar el progresivo ruido exterior desde que España debutó con un empate ante Italia en el Arena Gdansk. Lo ha hecho a su manera, sin declaraciones altisonantes ni levantar polvaredas, pero se ha expresado con claridad para enviar mensajes al entorno e incluso a sus propios jugadores.

Al margen de sus aciertos y sus errores, que también los ha tenido, el seleccionador se ha mostrado impermeable a las presiones y las críticas del exterior y ha defendido hasta el final su ideario futbolístico, con sus pros y sus contras. Es complicado saber gestionar un ambiente enrarecido en una competición de un mes en la que hay opiniones y estrategas para todos los gustos.

El primer bombardeo al sistema de juego surgió tras el estreno ante la escuadra 'azzurra', en el que el técnico salmantino sorprendió hasta incluso a los más entendidos al alinear a Cesc Fábregas como falso delantero. El debate fue intenso porque la discusión en los días previos al partido se había centrado en qué ariete puro sería titular. Las apuestas favorecían a Fernando Torres, cuya inclusión en la lista también había sido cuestionada al haber completado una temporada nefasta en el Chelsea.

El experimento resultó fallido y dibujó un mundo al revés. El catalán logró el gol de la igualada y el punta madrileño, que salió en la segunda parte, falló dos oportunidades clamorosas ante Buffon y demostró una preocupante falta de confianza. Sin embargo, en el choque ante la República de Irlanda participó de inicio y se redimió con dos dianas en la victoria de 'La Roja'.

En el entorno se empezó a hablar de cierta improvisación en las disposiciones tácticas y al término del agónico encuentro ante Croacia se extendió una desazón general que molestó a Del Bosque. 'La Roja' había sido primera de grupo y, olvidado ya el debate del '9', las discusiones versaban entonces sobre la necesidad del doble pivote y sobre si el juego de los campeones era aburrido. «No sabemos valorar lo que tenemos», subrayó para defender a su plantilla y perfilar una película protectora alrededor del cuartel general de Gniewino.

Pero, fiel a sus principios y convencido de su filosofía, en cuartos ante Francia volvió a repetir el mismo esquema que contra Italia, con Cesc en su nuevo papel. Y funcionó. Es cierto que fue un rival menor, atemorizado por el plan ultradefensivo diseñado por Laurent Blanc, pero España fue ella misma, con el toque como principal recurso.

Ataque de técnico

Las controversias caían con el paso de los días, pero la del supuesto tedio por un eventual abuso de las entregas en horizontal y la falta de profundidad permanecía intacta antes de la semifinal ante la Portugal de Cristiano Ronaldo. «¿Toda la vida buscando un estilo y ahora no nos gusta? Pues es el que nos ha dado los éxitos», dijo Del Bosque.

Quizás contra los lusos tuvo su único ataque de entrenador en esta Eurocopa al dejar a Cesc en el banquillo y hacer titular a Álvaro Negredo, cuyo protagonismo había sido simbólico con un par de minutos ante Croacia. Nada más iniciar el segundo tiempo, el seleccionador recuperó a su bloque central y, ya con el azulgrana en el campo, el equipo recuperó su identidad de manera paulatina hasta reconocerse del todo en la prórroga. Rectificar es de sabios. Las críticas han rebotado en el escudo de Del Bosque sin resquebrajarlo.