Los islamistas del norte de Malí destruyen parte del patrimonio cultural de Tombuctú
BAMAKO. Actualizado: GuardarLos islamistas radicales que controlan el norte de Malí empezaron ayer la demolición de mausoleos de santos musulmanes en Tombuctú, una histórica ciudad incluida en la lista del patrimonio mundial en peligro de la Unesco. «Ansar Dine destruirá todos los mausoleos de la ciudad. Todos los santuarios sin excepción», aseguró Sanda Uld Bumana, el portavoz del grupo armado que se ha hecho con el mando de la región.
El primer santuario destruido fue el de Sidi Mahmud, que ya fue profanado a principios de mayo por miembros de Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), un estrecho aliado de Ansar Dine. Los destrozos fueron confirmados por un allegado de un imán, un periodista local y otros testigos, que alertaron también de que los fundamentalistas estaban atacando el mausoleo de otro santo, Sidi Moctar, al este de la localidad.
La Unesco, por su parte, lamentó ayer la «trágica» destrucción del patrimonio cultural. «Pido a todos los que están involucrados en el conflicto de Tombuctú que asuman sus responsabilidades en nombre del interés de las futuras generaciones, para conservar el legado del pasado», dijo Alissandra Cummins, presidenta del Comité Ejecutivo de la organización.
A petición de las autoridades de Malí, la Unesco incluyó el pasado jueves la ciudad de Tombuctú y la Tumba de los Askia, al norte del país, en la lista del patrimonio mundial en peligro. La región está amenazada desde que grupos insurgentes tomaron a inicios de abril el control de regiones del norte como Tombuctú, Kidal y Gao. El asalto de los islamistas se vio potenciado por el golpe de Estado que el pasado 22 de marzo derrocó al presidente Amadou Toumani.
Antiguo esplendor
Tombuctú, denominada 'la ciudad de los 33 santos', alberga 16 mausoleos que son considerados patrimonio cultural. Fundada entre el siglo XI y el XII, fue un gran centro intelectual del Islam y una antigua metrópolis mercantil próspera. Sus tres grandes mezquitas, pero sobre todo sus decenas de miles de manuscritos, son un testimonio de su antiguo esplendor y de su edad de oro en el siglo XVI.
Pese a su enorme riqueza artística, sus obras siempre han suscitado el rechazo de los elementos más rigoristas del Islam suní, cuya visión de la región les lleva a considerar herejía cualquier otra forma de culto o adoración que se separe del más estricto monoteísmo.