PARTIDO CON NIEBLA
Actualizado: GuardarTerminada la fase del descenso del Cádiz y habiendo conseguido el triunfo absoluto, aún resta competir en tres parcelas más para completar el ciclo: la económica, la deportiva y en la que más ha aportado estos últimos días a la liguilla, la social, capitaneada por los mejores socios que puede ostentar el club cadista.
En esta fase, que se prevé la más complicada, los partidos se juegan en los despachos, y aunque cualquier técnico no prepararía la posibilidad de jugar con niebla, como si de una tanda de penaltis se tratara, es importante para los que asisten al encuentro presentarse con gafas protectoras, asegurando de esta forma continuar viendo con claridad la realidad de los acontecimientos.
El partidillo que se disputa en lo económico, afectando directamente a lo institucional, es el más importante de todos. La presión que ejercen los responsables en el juego modifica la actuación del contrario en la siguiente jugada. La máxima autoridad municipal se posiciona y denota cansancio tras haber dado el máximo rendimiento, aunque quieran sutilmente enfrentar a dos ilustres norteños. Juegan accionistas y futuros capitalistas con estrategias mercantiles y con cuerdas que, mientras uno estira, el otro dejará soltar antes de romperse. Lo previsible. Y mientras, los rivales ya tienen equipo y el norte, claro, detalle que no se tiene en cuenta.
Los recién llegados a la categoría cuentan con un proyecto deportivo que actúa como vínculo emocional. Tienen la pieza intuitiva en la que no cree la entidad gaditana: invertir en proyectos deportivos que han transformado los problemas institucionales. Los intereses de cada uno de los que juegan ahora no son los mismos y, evidentemente, si no hay equipo en los despachos, difícilmente se podrá convencer a la afición con un proyecto inteligente. Y nadie se llame a engaño -se lo copiamos a Hacienda- el Cádiz somos todos, y el número 12 sigue siendo el único jugador implicado.