Bella y bestia
Italia se fragua en el aire fresco de un técnico valiente y un grupo joven liderado por cuatro veteranos
KIEV. Actualizado: Guardar«Como equipo hemos recuperado el entusiasmo. Ahora nuestra ambición es conseguir que la afición se vuelva a enganchar con un grupo ofensivo, de calidad, equilibrado y bien organizado». Los deseos mostrados por el educado Cesare Prandelli antes de arrancar la Eurocopa fueron órdenes. Con aire fresco y renovado y un conjunto más generoso, más dulce en su juego y más cariñoso con el balón, la 'Nazionale' ha encandilado. Ha saldado las dos cuentas pendientes que le atenazaban: mitigar el recuerdo del bochornoso Mundial de Sudáfrica y lavar la imagen de un 'calcio' de nuevo manchado por la corrupción. Les falta sacarse otra espina, la derrota por penaltis ante 'La Roja' en Viena.
Italia siempre goza del aval de su competitividad, del peso de su historia, pero se presentó en Cracovia en unas condiciones precarias. Giusseppe Rossi causó baja por dos graves lesiones de rodilla, Cassano salía de una operación de corazón, Balotelli se quedó varios partidos fuera, castigado por sus numeritos, y la selección cayó en amistosos ridículos frente a Uruguay y Estados Unidos, en casa, y Rusia, fuera. Unos resultados que contrastaban con una notable fase de clasificación, en la que no perdió ni un partido y solo encajaron dos goles.
Por si esos detalles invitaban el pesimismo, explotó el 'calciocomesse'. A los dos días de concentración se presentó la Guardia de Finanzas y se llevó a Criscito, Bonucci era investigado y se filtraba que Buffon gastó un millón y medio en apuestas sospechosas. Refleja la tradición, empero, que justo cuando más acorralada se encuentra, la orgullosa Italia emerge con más fuerza. No hay más que recordar su triunfo en el Mundial de España'82, tras un escándalo de comisiones que afectó de lleno a Paolo Rossi, 'pichichi' del campeonato, y el del Mundial de Alemania'06, en pleno escándalo del 'Moggigate'.
Prandelli renovó el equipo, aunque le costó críticas por considerar que apenas ocho jugadores superaban la veintena de partidos internacionales. Antepuso la técnica al músculo. Un bloque joven pero con una columna vertebral veterana: Buffon, Chiellini, Pirlo y De Rossi. Arriba, tocaba rezar por que apareciera la inspiración del veterano Cassano y se amueblara la cabeza de Balotelli. No estaban ya los añorados Del Piero y Totti, pero, con el bloque campeón de la Juventus, Prandelli ha organizado un buen equipo al que Pirlo añade una salida pulcra del balón y un peligro permanente en las acciones de estrategia.
Los especialistas italianos no daban un euro por Italia hace unos meses. «Ni siquiera se sabe el once ni el esquema que pondrá Prandelli. Solo son fijos en sus ideas Buffon y Pirlo. Todo lo demás son dudas», escribía un corresponsal de 'La Gazzetta dello Sport'. Teorías echadas por el desempeño de un bloque versátil. Al margen del diferente sistema (del 3-5-2 al 4-4-2), en la final se antoja otra modificación importante con respecto al choque de Gdansk. Motta ha perdido el puesto por el empuje de Montolivo. Más calidad, mejor último pase y, quizá, menos gol y menos equilibrio defensivo.