Antonio Cañizares y José Luis Rodríguez Zapatero, antes de comenzar el debate 'El humanismo en el siglo XXI'. :: JUAN LUIS DEL POZO / EFE
Sociedad

Zapatero reaparece en un foro hostil

El líder socialista dice que «la religión no puede monopolizar todo», y el prelado sostiene que la recesión es una «crisis de valores»

ÁVILA. Actualizado: Guardar
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José Luis Rodríguez Zapatero, en quien el Vaticano y los obispos españoles vieron un ariete del laicismo, eligió un foro católico para reaparecer ante la opinión pública desde que abandonó la presidencia del Gobierno. Lo hizo para debatir sobre humanismo con un viejo adversario, el cardenal Antonio Cañizares. Ante un auditorio hostil que le recibió con abucheos, el dirigente socialista mantuvo con Cañizares un debate de guante blanco, aunque advirtió que la «religión no puede monopolizar todos los aspectos de la vida». El prelado, por su parte, cargó las tintas contra el «derroche» y el «despilfarro» en que ha vivido España y sostuvo que la recesión y todos los problemas económicos que arrastra el país tienen su origen en una «crisis de valores».

La sesión de clausura de la escuela de verano de la Universidad Católica de Ávila reunió a dos antiguos enemigos. Zapatero rompió su silencio para discutir con un hombre que combatió con dureza las principales leyes socialistas, desde el matrimonio homosexual hasta el divorcio exprés o la ampliación de la ley del aborto. Cañizares, desde 2008 prefecto para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, es un cardenal que ha tenido una interlocución privilegiada con el Vaticano y una relación afectuosa con Joseph Ratzinger, antes incluso de que fuera elegido papa. La imagen que la Santa Sede tenía de Zapatero como un dirigente que descollaba por su radicalismo se debe en parte al cardenal Cañizares, quien no se cansó de denunciar los atentados contra la libertad religiosa.

En el debate que congregó al miembro de la curia y al líder socialista ninguno se tiró los trastos a la cabeza, aunque un público entregado al cardenal pedía más saña y virulencia. Cañizares no solo hizo caso omiso de las apetencias del auditorio, sino que tuvo que salir en defensa de Zapatero. «Hemos venido a hablar de humanismo, y el humanismo exige respeto a las personas», zanjó el purpurado.

Con la emergencia económica llamando a la puerta, el exjefe del Gobierno abogó por restablecer la confianza en Europa, y apeló a la consecución de la unión bancaria, fiscal y política, de la que vendrá una necesaria unidad social. En un ejercicio de autocrítica, Zapatero adujo que el mundo «ha tenido una fe excesiva en el sector financiero».

«Padres fundadores»

Para el cardenal, la zozobra que vive Europa es producto de la pérdida de valores morales y el azote del «relativismo», de modo que se pierde la noción que separa el bien del mal. «Los padres fundadores la UE no querían una Europa de los mercaderes», adujo Cañizares, quien subrayó que el proyecto nació precisamente para no revivir pesadillas como la II Guerra Mundial.

Cuando aún no ha remitido la polémica por la exención de impuestos de que goza la Iglesia, Cañizares se quejó de la mala prensa que soporta la institución. «A veces parece que la Iglesia recibiese una serie de beneficios, pero no es así. Toda sociedad, aunque sea laica, necesita de valores no manipulables, válidos para todos».

Sin abandonar su optimismo proverbial, Zapatero dijo ser consciente de que la situación es crítica, pero aseveró que Europa y la humanidad han hecho progresos sobre los que no hay marcha atrás. No en vano la pobreza extrema se ha reducido de un 51% a un 17% desde 1981 hasta ahora, mientras que la mortalidad infantil ha bajado desde 1960 de un 126 por mil a un 50 por mil. «Mi opinión es que sea crisis de valores o solo económica, Europa saldrá adelante», remachó el expresidente.

Cañizares abogó por refundar Europa sobre unas nuevas bases, sin renunciar a la inspiración cristiana primigenia. Para ello, el hombre y la dignidad humana han de volver a ocupar el centro de la vida. «Cuando la vida no es respetada, cuando la familia no está lo suficientemente protegida, no hay un futuro para esta Europa. La juventud hoy no sabe qué es lo bueno y qué es lo malo», deploró el cardenal.

A pesar de que al final se impuso la calma entre el público, durante la intervención de Zapatero menudearon los comentarios críticos y alguna que otra imprecación. Ya se lo advirtieron al exmandatario los actuales dirigentes del PSOE, que veían inoportuno y hasta contraproducente que Zapatero rompiera su silencio en un lugar tan lejano al ideario progresista.