Sociedad

Las empresas adaptan las etiquetas alimentarias a la UE

MADRID. Actualizado: Guardar
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¿Cuántas veces al comprar un producto de alimentación ha leído el etiquetado sin comprender casi nada? Quizá no haya podido ni siquiera hacerlo por el diminuto tamaño de la letra. Y si la extraordinaria vista se lo permite, puede que echara en falta datos referentes a sustancias alérgicas o los nutrientes. Para evitar estos problemas la Unión Europea aprobó a finales de 2011 el reglamento de información alimentaria al consumidor, cuyo objetivo consiste en garantizar a los consumidores la protección de su salud a través de una regulación sobre los etiquetados a nivel comunitario. Esta normativa entrará plenamente en vigor en 2014.

Uno de los aspectos que aborda tiene que ver con la legibilidad de la información. Y es que en muchos casos el tamaño de la letra era excesivamente pequeño. La nueva legislación obliga a usar como mínimo un tamaño de 1,2 milímetros. Además, es obligatorio indicar con una tipografía claramente diferenciada (negrita, un tamaño mayor...) las sustancias que causan alergias e intolerancias.

Las bebidas tampoco se salvan de detallar más su información. Aquellas que contengan cafeína deberán introducir en el mismo campo visual que la denominación del alimento un aviso en el que se indique que dicha sustancia «no está recomendada para niños ni mujeres embarazadas o en periodo de lactancia».

Otro de los aspectos en los que más se fija el consumidor tiene que ver con la cantidad de grasas o hidratos que contiene un alimento. Por eso el reglamento obliga -antes era voluntario- a detallar las características nutritivas del producto, es decir, el valor energético, saturados, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Lo mismo ocurre con las vitaminas y los minerales, salvo algunas excepciones. El uso de gráficos y símbolos estará supeditado a una información científicamente rigurosa y que no induzca a engaño al consumidor.

Además, el reglamento tiene en cuenta las nuevas tecnologías y las nuevas formas de compras que de ahí se derivan. Por tanto, la venta 'online' debe cumplir con los mismos requisitos que la tradicional. Esto significa que la información alimentaria debe estar disponible antes de que se realice la compra y «figurará en el soporte de la venta», según explica el texto.