La presión sobre Merkel se dispara para que ceda y dé aire a España
Alemania resiste frente a la ofensiva de París, Roma y Madrid y exige estrictas condiciones para comprar deuda de forma masiva
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEn el punto más crítico de la crisis, con España e Italia en el filo de la navaja, Europa no da con la tecla para superar sus divisiones más arraigadas. La primera jornada de la cumbre de la UE más trascendental que se recuerda se cerró en Bruselas con confusos avances, negociaciones cerradas y mensajes muy crudos. Pese al grito de auxilio lanzado por Roma y Madrid, ambos asfixiados por el acoso de los mercados, el eje del 'no' que lidera Alemania se mantuvo en sus trece. Solo se comprará deuda de forma masiva en los mercados bajo estrictas condiciones, lo que implicaría más ajustes. La buena noticia es que el pulso sigue y cada vez más voces, entre ellas la de Bruselas, exigen medidas inmediatas.
La frontera que divide el Norte del Sur de Europa se ha convertido en casi una trinchera desde que estalló la crisis. Con la parte septentrional del continente en una posición económica mucho más desahogada, Alemania enarbola junto a Holanda, Suecia, Austria y Finlandia un discurso férreo y riguroso. En esencia, sostienen que no hay atajos para desactivar la inestabilidad en los mercados. La única fórmula posible pasa por no aflojar con la reducción del déficit y pisar a fondo el pedal de las reformas para volver a crecer en cuanto el viento sople a favor. Con esta base bien clara, siempre se han opuesto a que los fondos de rescate o el propio BCE se lancen a comprar deuda de los socios vulnerables.
A su llegada a Bruselas, los integrantes de la liga del 'no' volvieron a reafirmarse en sus tesis. En algunos casos, lo hicieron de forma contundente y sin morderse la lengua. «En última instancia, para Italia y España la única opción es apretar los dientes, reformar el mercado laboral, ahorrar e impulsar el crecimiento», proclamó el primer ministro holandés, Mark Rutte. El líder liberal, que afronta un creciente euroescepticismo en su país, insistió en que no aceptará «nuevos instrumentos» para ayudar a rebajar la estratosférica prima de riesgo que padecen Roma y Madrid. El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, insistió en la misma línea de austeridad a ultranza.
Al menos, Finlandia se presentó con una actitud más constructiva. Su primer ministro, Jyrki Katainen, planteó que España e Italia emitan bonos garantizados para reducir los intereses. Estos títulos estarían respaldados por propiedades o ingresos fiscales concretos. Katainen aseguró que si los dos socios optan por subastas de este tipo respaldaría una flexibilización de los fondos de rescate. Según su planteamiento, los mecanismos de emergencia comprarían estos bonos en caso de que no bajen los intereses.
Apoyo francés
La coalición del 'no' se mueve de forma compacta, pero España e Italia no estan solas en la cumbre. Su principal apoyo es François Hollande, que desde su llegada a Bruselas apostó por adoptar «soluciones rápidas» para frenar el cerco de los mercados. A su juicio, la zona euro no puede cruzarse de brazos ante la presión que sufren dos socios que han realizado «esfuerzos considerables». El líder socialista no detalló sus propuestas, pero el plan presentado por Mario Monti se convirtió en el eje de las negociaciones.
El primer ministro transalpino reclama que los fondos de rescate, que suman 750.000 millones de euros, intervengan directamente en los mercados en vez del reticente BCE. Estos mecanismos podrían saltar de forma automática cuando la prima de riesgo de un país alcance un nivel preocupante. Los gobiernos se garantizarían un margen de maniobra para proseguir las reformas con menos angustias. La posibilidad ya está prevista, pero incluye estrictas condiciones. Convencido de que los socios acorralados en los parqués ya se han apretado el cinturón lo suficiente, el líder tecnócrata plantea flexibilizar las condiciones.
Monti también respaldó sus argumentos con una situación que puede tener mucha influencia en sus socios. El primer ministro transalpino soporta una evidente presión en su país porque los costes de financiación no se reducen. Incluso se teme que pueda verse obligado a dimitir ante las descarnadas las críticas de los partidos que le apoyan. En algunos momentos se ha especulado con que podría utilizar la baza de su renuncia.
Como siempre, Alemania tiene la llave de un acuerdo. Berlín no se opuso a abrir una negociación, pero parecía poco dispuesta a realizar concesiones. El país germano aboga por usar las herramientas disponibles en los fondos de rescate. A lo largo de la tarde cobró fuerza la idea de que las emisiones de deuda de España e Italia se avalen parcialmente con los mecanismos, lo que también llevaría aparejadas condiciones. Según algunas fuentes, Alemania insistió en que no cambiar las exigencias de herramientas aún no puestas en práctica.