Las lágrimas del guerrero
El piloto español se quebró en el podio al escuchar el himno de España
VALENCIA. Actualizado: GuardarLa penúltima vez que Fernando Alonso se desplomó entre lágrimas en la Fórmula 1 fue por rabia e impotencia. Sucedió en una calurosa oficina en el 'paddock' de Abu Dhabi, en 2010, unos minutos después de perder contra pronóstico su tercer título mundial por un error de estrategia de Ferrari. Ayer la coraza granítica del asturiano, ese parapeto que exhibe como garantía de su brío en la Fórmula 1, se derrumbó por completo. Sonó el himno español en el podio de Valencia ante un gentío (51.546 según los organizadores) después de la victoria de su vida y Alonso claudicó. Las lágrimas del guerrero.
Ayer Alonso se humanizó. Se mostró familiar y afable ante la gente con ese llanto espontáneo frente a las notas del himno. Fue expresivo al recibir cariñoso el trofeo, el murciélago que se posó en el casco del rey Jaime I. Roció con champán a su ingeniero Andrea Stella como mandan los cánones y empinó el codo en contagioso momento de alegría. Antes había parado su Ferrari en una curva con la bandera de España, fundido en la celebración con los aficionados.
Un Alonso desconocido para mucha gente por su carácter introvertido. «Todo se debe a mis propios sentimientos -explicó-. Hay mucha gente que lo está pasando mal por la crisis y para muchas familias es un gasto extra venir. Solo puedo agradecérselo de esta manera». «Las emociones que he sentido no tienen comparación con nada -dijo-. Probablemente conduzco mejor en España, empujo más, doy más. Tenemos a la selección de fútbol que nos ha dado alegrías en la Eurocopa, a Nadal con el tenis. Es muy emocionante. Me siento orgulloso de ser español».
Su visión de la carrera ayer cambió con el coche de seguridad. «Cuando vi que salía, pensé: tal vez podamos celebrar un podio. Cuando se retiraron Vettel y Grosjean, me dediqué a disfrutar». Alonso es ahora líder . «El objetivo es el título, claro está, por historia y por nivel deportivo de Ferrari. Pero necesitamos trabajar».