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El incierto horizonte tras el Bicentenario
La falta de medios económicos y humanos pone en peligro el desarrollo de entidades para la gestión del legado del Doce
CÁDIZ. Actualizado: GuardarQuedan solo unos meses para que termine 2012. El calendario en ese sentido es implacable. Pero lo que está aún por ver es si una vez que se ponga la cruz sobre el 31 de diciembre se dará también por finalizado el Bicentenario. Ya la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, ha hablado alguna vez de su intención de que la conmemoración de los doscientos años de la primera Constitución Española se extiendan hasta el doscientos aniversario de otro hecho histórico íntimamente relacionado con la promulgación de la Pepa, el Trienio Liberal, con lo que se abarcaría un periodo comprendido entre 2020 y 2023. Este deseo de Martínez es solo una idea, pero antes de eso los gaditanos, las instituciones que los representan, deben enfrentarse a un reto que determinará si la ciudad es la misma que hace un año o se ha producido el cambio deseado. Ese reto es vivir después del Doce, o mejor dicho, vivir mejor que antes del Doce.
Como herencia del Bicentenario quedarán nuevas infraestructuras, pero no todas las que se esperaban. Quedará la imagen de Cádiz como ciudad capaz de organizar grandes eventos, como destino turístico redescubierto por muchos, como espacio abierto a la cultura y como punto de encuentro para el debate y el estudio. Se trata de un fruto aún pendiente de madurar, y su crecimiento dependerá de cómo se riegue. El terreno está abonado, ahora hay que trabajarlo y recoger la cosecha.
Los organismos que están implicados en la celebración de la efemérides apenas han tenido tiempo aún para mirar ese horizonte del día después. Tienen poco tiempo para planificar los proyectos y los medios con los que gestionar el legado del Doce, pero tienen que hacerlo. Al menos ese ha sido su compromiso más repetido en los últimos años.
Ya hace casi dos años el entonces presidente del Consorcio para la Conmemoración del II Centenario de la Constitución de 1812, Luis Pizarro, presentaba el proyecto de la Fundación Cádiz Libertad como la entidad que quedaría en Cádiz a partir de 2013 para velar porque el legado de este hecho histórico sea objeto de estudio e investigaciones más allá de 2012. Se mostró este proyecto como la gran aportación del Gobierno andaluz, que entonces llevaba la voz cantante en el Consorcio, a la ciudad tras el Bicentenario. La Universidad se sumó al proyecto, mostrando a través del anterior rector, Diego Sales, su total apoyo a la creación de la Fundación y comprometiendo sus recursos para ponerla en marcha. Tanto es así, que incluso ofreció el actual edificio del Rectorado, en la calle Ancha, como sede para la entidad.
En marzo del pasado año la UCA y el Consorcio firmaron el convenio para la creación de la Fundación, pero, una vez pasado el entusiasmo inicial de sus promotores, nada más se ha sabido del proyecto. Desde la Universidad se reconoce que en estos momentos la institución está volcada con la organización y el desarrollo del Plan Director de los Bicentenarios, que este año incluye más de 600 actividades, pero respecto a la Fundación explican que «el tema está un tanto parado, sin novedad y sin concreciones». Tampoco en el Consorcio del Bicentenario dan pistas sobre el futuro de la Fundación Cádiz Libertad, probablemente porque ni siquiera ellos ven clara su viabilidad. Su gerente, Pedro Flores, se esfuerza desde su llegada por conseguir que el programa cerrado para este año luzca lo máximo posible, tanto como para que no se noten las carencias de una institución que ha llegado al momento clave de su existencia bajo mínimos.
Flores comenta que hasta el momento la Junta de Gobierno del Consorcio ni tan siquiera ha hablado del tratamiento que se le dará al legado que dejará el Doce. «Este asunto dependerá de lo que decidan las administraciones consorciadas», explica. Desde luego la entidad que dirige está atada de pies y manos, sin apenas recursos económicos y con la fecha de caducidad ya a la vuelta de la esquina, y es que, tal como marcan sus estatutos, el Consorcio del Bicentenario quedará disuelto, como muy tarde, en el primer trimestre de 2013.
Aún así, Pedro Flores destaca que en el primer semestre del año en el Consorcio «se está haciendo muchísimo por hacer una recuperación del valor histórico de la Constitución de 1812, se han realizado encuentros, se han publicado muchos libros, se han recuperado infraestructuras... Todo tiene muchísimo valor».
En resumen, todo apunta a que el papel de la Fundación Cádiz Libertad, en caso de que llegue a crearse, tendrá un cariz meramente académico. Y es que, de todas las administraciones que tienen voz, voto y, sobre todo, poder de ejecución dentro de la Junta de Gobierno de Consorcio, solo el Ayuntamiento de Cádiz va a apostar por dar continuidad al trabajo hecho con el Bicentenario. El que en los últimos años ha sido concejal del ramo, Juan José Ortiz, tiene clarísimo que «es el momento de aprovechar las sinergias creadas en torno al Doce».
Para Ortiz hay un factor fundamental que va a marcar el desarrollo de Cádiz bajo ese manto ganado a pulso de «ciudad constitucional». Comenta que todo el trabajo que el Ayuntamiento ha venido realizando en torno a la celebración desde el año 1999 ha permitido que hoy se pueda hablar de Cádiz como «una ciudad institucionalmente posicionada y bien proyectada, tanto de cara al Estado como a los países iberoamericanos y en el Trece habrá que mantener ese 'statu quo' que se ha conseguido con mucho esfuerzo».
Desde el equipo de Gobierno gaditano se sostiene que ya en 1999 Teófila Martínez vio una oportunidad en el 2012 y esta «se ha sabido aprovechar. Muy pocas ciudades tienen esta oportunidad», dice Ortiz. Aún así, reconoce que se podría haber hecho más con un compromiso más firme de todas las administraciones, pero cree que ha faltado «voluntad política» para ello. No duda en señalar directamente al Partido Socialista: «En los inicios del Consorcio se veía al Ayuntamiento como un contrincante político en el contexto del Bicentenario. Fue un error estratégico del PSOE, sobre todo cuando estuvo presidido por Gaspar Zarrías, que llevó su animadversión política a la confrontación por el Bicentenario. No solo trató de tapar al Ayuntamiento, sino también impedir su acción».
El teniente de alcaldesa gaditano va más allá en sus críticas a la gestión del Consorcio mientras estuvo en manos socialistas, diciendo que «no se explica que el Consorcio, con un presupuesto de 15 millones de euros, haya llegado al Doce sin aportar lo que debía en el año emblemático».
Respecto a la intención municipal de gestionar el legado de la efemérides, Juan José Ortiz asume que el presupuesto será un factor relevante. Tanto es así que, como medida de ajuste, el Ayuntamiento ha establecido que a final de año desaparecerá la Sociedad Cádiz 2012, que en los últimos años ha venido gestionando todo lo relacionado con el Bicentenario. Pero eso sí, quedará como legado de la labor del Consistorio la Casa de Iberoamérica, recuperada para ser «el epicentro de la herencia y la consolidación de las relaciones establecidas con Iberoamérica en un contexto cultural, social, turístico y de colaboración urbanística».
El cómo se gestionará esta Casa aún está por definir, pero lo que tiene claro Ortiz es que quiere mantener el equipo humano que se ha encargado de la gestión del Doce hasta la fecha «porque es su principal activo». Este es el camino escogido por el Ayuntamiento para trabajar con el legado histórico del Doce, su participación en otras empresas, como la Fundación Cádiz Libertad, queda en segundo o tercer plano. «A nosotros no nos va a parar nadie porque sabemos hacer las cosas. La actuación municipal es la que debe liderar este proyecto. No se descarta cualquier otro, pero debe pasar por el liderazgo del Ayuntamiento», dice.
Otro asunto que habrá que aclarar es la gestión de la herencia del Doce a nivel político, puesto que la desaparición de la Concejalía de 2012 será un hecho consumado a final de año. Lo más previsible es que estas competencias pasen a las delegaciones de Relaciones Institucionales o de Cultura, desde donde se dotará a las actividades previstas de un presupuesto «dimensionado al momento y a las cargas de trabajo, evidentemente», concluye Juan José Ortiz.