Hora del rezo entre los concentrados en la plaza Tahrir. A la izquierda, Mohamed Mursi. :: AFP / REUTER S
MUNDO

El Ejército amenaza a los islamistas

La junta militar endurece el tono mientras partidarios de los Hermanos Musulmanes llenan la plaza Tahrir

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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El tira y afloja entre la junta militar y los Hermanos Musulmanes está a punto de romper la cuerda. Los generales acusaron ayer a la cofradía de dividir al país al anunciar prematuramente los resultados electorales y advirtió de que «responderán con dureza» ante cualquier intento de dañar los intereses nacionales. El grupo islamista, que defiende que su candidato ha sido el más votado en los comicios presidenciales, mantiene la presión en la plaza Tahrir, donde decenas de miles de personas se manifestaron por cuarto día consecutivo.

Los resultados de los comicios deben anunciarse cuanto antes, dijo Mohamed Mursi. «Los resultados ya se conocen y no podemos permitir que nadie los falsifique», señaló el aspirante de la cofradía en una rueda de prensa rodeado de figuras públicas, intelectuales y jóvenes revolucionarios. Los islamistas temen que el retraso anunciado por la Comisión Electoral, que dice estar revisando varias impugnaciones, sirva para alterar ilícitamente los resultados, y advirtieron ayer contra una posible manipulación de la «voluntad popular».

El grupo tiene motivos para desconfiar. Egipto apenas ha purgado sus instituciones de funcionarios leales al antiguo régimen, y el órgano que deberá otorgar la victoria a uno u otro, sin posibilidad además de apelar, es el mismo que en 2010 dio ganador a Mubarak con un 90% de los votos.

Mursi aseguró que su batalla no es ni contra la junta militar ni contra la judicatura. «Sin embargo, la resolución para disolver el Parlamento es inaceptable. No aceptamos la declaración constitucional suplementaria presentada por las Fuerzas Armadas el domingo», señaló el candidato.

La guerra por la presidencia, que debería haberse librado simplemente en las urnas, está resultando ser más complicada de lo esperado, y la cofradía ha tenido finalmente que hacer concesiones a otros grupos políticos para enfrentarse a los militares. Ayer, Mursi anunció la creación de un «frente unido» para contrarrestar las maniobras de la junta militar para no traspasar el poder a una autoridad civil. El candidato estuvo arropado por escritores como Alaa al-Aswani o figuras de la revolución como el directivo de Google Wael Ghonim y el portavoz del movimiento 6 de Abril, Ahmed Maher, que no dudaron en airear sus diferencias con la cofradía musulmana. Este frente no supone un apoyo a Mohamed Mursi, dijo Ghonim, sino a la legitimidad y a la democracia, en contra del régimen de Mubarak y sus militares.

Mano dura

Mursi ha prometido que, si finalmente es elegido presidente, sus vicepresidencias serán para otros partidos, y el diario 'Al-Ahram' aseguraba ayer que los dos excandidatos presidenciales, el naserista Hamdin Sabahi y el islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh, que quedaron tercero y cuarto respectivamente en la primera vuelta, podrían formar parte del equipo presidencial.

Pero la junta militar no da su brazo a torcer. Ayer, en un áspero comunicado, defendió las enmiendas constitucionales con las que ha cercenado los poderes de la presidencia, y advirtió de que «obstaculizar la aplicación de los fallos judiciales es un delito castigado por la ley». Aseguró además que permitirá la protesta pacífica, pero que habrá mano dura contra los que intenten dañar los intereses públicos y privados.

«No sé a qué vienen esas amenazas. Lo único que vamos a hacer es permanecer pacíficamente en la plaza para exigir a la junta militar que retire las enmiendas. Sea quien sea el presidente, no podemos aceptar que tenga las manos atadas. Queremos ser libres y que se respeten nuestras decisiones democráticas», aseguraba en Tahrir Ali el Shabaraui, un manifestante salafista.