La canciller Merkel disfruta en el palco de la victoria de Alemania

Después de su reunión a cuatro bandas en Roma con François Hollande, Mario Monti y Mariano Rajoy, Angela Merkel se subió al avión para dirigirse hacia Gdansk, la ciudad polaca -la sede en la que España ha jugado la fase previa- que acogió los cuartos entre su Alemania y Grecia, ese país que la odia, que la ha declarado enemigo público número uno por su afán en «castigar» a los helenos.

Invitada por su colega polaco Donald Tusk, la canciller germana siguió el 'derbi de la deuda' en el palco. Y se comportó como una aficionada más. Encendida y eufórica, además. Porque Merkel se desató con cada una de las dianas con las que la 'Mannschaft' torturó -ayer en el plano futbolístico- al cuadro heleno. Con todos los tantos, las cámaras la enfocaron y apareció con los brazos en alto -gesto que repitió en cada diana-, con una espontánea y generosa sonrisa -será de las pocas en los últimos tiempos-, festejando que su país sigue adelante en la Eurocopa.

La victoria de Alemania impidió una 'venganza' que los aficionados griegos esperaban con ilusión. «Se va a enterar la Mérkel», era una de las frases que más se escuchaban en los últimos días en Grecia. La consecución del título en la Eurocopa del 2004 fue el hito al que los helenos querían agarrarse para intentar otra vez la hazaña, que esta vez no fue posible.