El presidente del BBVA, Francisco González, posa con los galardonados con los premios Fronteras del Conocimiento. :: R. C.
Sociedad

Nueve sabios para un mundo mejor

Los galardonados alertan contra los recortes en ciencia durante la entrega de los premios Fronteras del Conocimiento La Fundación BBVA ensalza la investigación como fuente de desarrollo

MADRID. Actualizado: Guardar
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Si todos coinciden en la necesidad de que la ciencia es básica para el desarrollo económico y social, nadie comprende por qué se recortan sus fondos. Esta contradicción fue puesta en evidencia ayer por los nueve galardonados en la entrega de la quinta edición Fronteras del Conocimiento, que concede la Fundación BBVA.

En el transcurso de un debate moderado por la periodista británica Juliette Foster, los nueve sabios se mostraron de acuerdo en la necesidad de seguir dotando de recursos a la actividad investigadora. Los científicos subrayaron que para el avance del conocimiento es preciso mantener viva la inquietud y la curiosidad, dos estados de ánimo que hay transmitir que a la sociedad.

Los galardonados en esta edición han sido Alexander Varshavsky, por identificar los mecanismos implicados en la destrucción de las proteínas; Isaac Held, por sus descubrimientos sobre la circulación atmosférica y el papel del vapor de agua en el cambio climático; Michel Mayor y Didier Queloz, por descubrir el primer planeta extrasolar; Ciro de Quadros, por su labor en la erradicación de la viruela; Angus Deaton, por su contribución a la teoría del consumo y del ahorro y a la medida del bienestar económico; Daniel Janzen, por desvelar el funcionamiento de los ecosistemas tropicales y por los logros en su conservación; Carver Mead, por hacer posible la construcción de los microchips con miles de millones de componentes, hoy esenciales en la vida cotidiana; y Salvatore Sciarrino, por renovar las posibilidades de la música vocal e instrumental.

Daniel Janzel destacó que la porción de inversiones que se destina a la ciencia es muy parca si se la compara con el dinero que la sociedad gasta en otros apartados. «Lo que deben ver los ciudadanos y los gobiernos es que con un solo estudio se pueden hacer avances en numerosos campos», asegura este experto. Una fuente de recursos será el medio ambiente si la humanidad sabe administrarlo. Pero para ello, Daniel Janzen recuerda la necesidad de que los países se tomen en serio la lucha contra amenazas como el cambio climático: «Ciertos países van a perder más y otros van a perder menos. Pero aún hay tiempo para hacer algo».

Es sabido que la carrera espacial comportó el aumento del acervo científico en lo que astrofísica se refiere. Pero también se tradujo en ventajas y aplicaciones en el campo de la industria y la tecnología que aún hoy siguen vigentes. Michel Mayer destacó que el quehacer investigador tiene muchas dimensiones, de modo que sus progresos también se aprecian en la vida cotidiana.

Como puso de manifiesto el presidente del BBVA, Francisco González, los premios otorgados por la fundación obedecen al convencimiento de que «las posibilidades colectivas, las de las familias, los individuos y las empresas, dependen hoy, más que nunca, del avance del conocimiento científico y la innovación».

En este contexto, la actividad investigadora es un vehículo de transformación social. Por ejemplo, cuando se empezó experimentar con teléfonos móviles se creía que era un artículo de lujo y un gasto suntuario. Hoy nadie se imagina la vida diaria sin este dispositivo.

La ciencia consiste a veces en administrar la escasez. Carver Mead, uno de los premiados, dijo que los científicos están acostumbrados a «hacer muchas cosas con pocos recursos». Mead, del Instituto Tecnológico de California, aseguró en la recogida de su galardón que la industria electrónica se limitaba hace medio siglo a procurar soporte a las conversaciones telefónicas y las retransmisiones radiofónicas. «Hoy es la industria más diversa y próspera del mundo: sus productos afectan a todos los seres humanos del planeta», apostilló.

Ciro de Quadros, premiado por su trabajo en la lucha contra la viruela, llegó a la ciencia casi por casualidad. Su vocación estaba encauzada para ser piloto de las fuerzas armadas, pero en un error la matriculación le llevó a estudiar medicina. Gracias a este yerro el mundo se benefició de un investigador que augura un nuevo siglo: el de las vacunas. De Quadros se felicitó por que en los países más pobres del mundo la cobertura inmunizadora sea en algunos casos del 90%.

«Aun así, tenemos que aumentar la producción de vacunas para facilitar un precio asequible a toda la población. Por otro lado, tenemos que organizar sistemas de financiación para que puedan acceder a sus avances. Y tienen que poner parte de sus recursos para adquirir vacunas, además de mejorar las infraestructuras, para que lleguen a todos», asegura De Quadros, que se muestra esperanzado en que se descubrirá la vacuna del Sida: «Hay muchos científicos trabajando en ello y al final, se logrará».