El polo opuesto de Carlos Dívar
Lideró el movimiento discrepante con la ilegalización de Bildu decidida por el voto de calidad del presidente Juan Antonio Xiol Nuevo presidente del Supremo
MADRID . Actualizado: GuardarSu calidad jurídica es reconocida sin excepción entre sus colegas del Tribunal Supremo; ha redactado cientos de sentencias; se ha batido en muchas batallas jurídicas y políticas; es progresista; tiene experiencia en la administración; no teme exponerse en los asuntos controvertidos; nunca se le podría definir como un burócrata de los juzgados. Es Juan Antonio Xiol Ríos, nuevo presidente del Tribunal de Supremo, aunque sea de forma interina, y, sobre todo, es la antítesis, el polo antagónico de Carlos Dívar, su antecesor.
Ironías de la vida, hace poco más de un año escribió el voto particular de los siete magistrados del Supremo contrarios a la ilegalización de Bildu, ilegalización que fue posible gracias al voto de calidad de... Dívar. Su tesis era que, en Derecho, no caben las ilegalizaciones preventivas de un partido que era, en su opinión, lo que hacía la Sala del 61 del alto tribunal. Ahora, 14 meses después, Sortu, matriz de Bildu, es legalizado por el Constitucional, y uno de los argumentos de la corte es, precisamente, que no se pueden ordenar ilegalizaciones por si acaso; Dívar se va a su casa y Xiol, en el Supremo.
Su nombre ya figuraba en las quinielas de hace cuatro años para ser el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, pero José Luis Rodríguez Zapatero se decantó, para pasmo de propios y extraños, por el muy conservador Carlos Dívar, un juez de instrucción que desarrolló casi toda su carrera como instructor en la Audiencia Nacional sin redactar ni una sentencia, sin pisar el Supremo y cuyos ascensos en el escalafón se debían más a su saber moverse en los despachos del poder que a los méritos profesionales, al menos eso dicen sus compañeros. Zapatero quizás temió el veto de Mariano Rajoy a un perfil con nítidos rasgos progresistas y se decantó por quien podía pasar como el candidato natural de la derecha.
Xiol acredita una dilatada carrera judicial, pero con sonoras incursiones políticas. En el Gobierno de Felipe González fue director general de Relaciones con la Administración de Justicia entre 1985 y 1990 con Fernando Ledesma y Enrique Múgica como ministros.
En su mandato al frente del Supremo, dure lo que dure, parte con una ventaja respecto a su predecesor, es querido y respetado en el palacio de la plaza de la Villa de París; a diferencia de Dívar, un intruso a ojos de los magistrados pues no formaba parte del escalafón del alto tribunal. Pero también puede ser un ave de paso en el cargo. Su nombre suena ahora para la renovación del Tribunal Constitucional a propuesta del PSOE.