De la procesión del Corpus en Jerez
JEREZ. Actualizado: GuardarLa Solemne Procesión del Corpus Christi puede -y suele- abrir toda clase de debates desde el punto de vista de su organización interna. También desde la directa o indirecta responsabilidad de sus teóricos organizadores e impulsores. Amén, claro está -eterno dilema- de la mayor y mejor implicación de la ciudad en el índice de respuesta y presencia de público durante el recorrido. En cualquiera de los casos existen dos o tres supremas obviedades que a nadie escapa: a) que por encima o por debajo de su canon organizativo que pierde o gana enteros, al margen de estructuras de planificación, al ladillo de responsabilidades asumidas o abandonadas al buen tuntún, siempre prevalecerá el fundamento de la Hostia Pura y todo su entero significante como centro, como epicentro, como soporte de esta anual procesión, b) las hermandades dan el do pecho -ahora y siempre y por los siglos de los siglos- evidenciando y renovando una implicación quizá no del todo usada por otros organismos de la Iglesia local cuya iniciativa en este sentido brilla por su ausencia y c) el tiempo, la climatología, acompaña a Dios gracias. Insistamos sobre lo dicho: los cofrades merecen el aplauso más atronador. Conste, además, que la Catedral quedó abarrotada de personas a pesar de la tentativa futbolística del simultáneo partido de la Selección Española. Rindamos, pues, homenaje hoy a la concurrencia de las Hermandades en el Corpus. Qué menos. Con dos cofradías a modo de significativo ejemplo. Igualmente, por la parte que le toca, al miembro del Consejo de Cofradías Antonio Montoro. Hizo cuanto estuvo en su mano (que a la postre no fue peccata minuta).