La fortaleza defensiva isleña, absoluta garantía de éxito

Reinventarse para conseguir el objetivo. Es la táctica empleada por un San Fernando que tiene en su mano ser este sábado nuevo equipo de Segunda B.

Los discípulos de Antonio Iriondo llegan al partido clave de la temporada con dos goles de renta (2-0) ante el Laudio, campeón del Grupo IV de Tercera División, y con una confianza tremenda en sus posibilidades. Pero llegar hasta este punto no ha sido nada sencillo para una escuadra que se parece muy poco a la que disputó la primera fase de la Liga regular.

A día de hoy, el club isleño sigue mostrando poderío anotador, ya que los 88 goles de la Liga no han sido fruto de la casualidad, tal y como demuestran los tantos de las últimas rondas del 'play off' de ascenso. Además, el 'killer' Pedro Carrión, que dejó atrás una lesión el pasdo fin de semana, acumuló un acierto más a sus 40 goles ligueros. Pero la gran novedad se encuentra en el sistema defensivo (52 goles habían recibido en la Liga), donde los azulinos se han consolidado. Y con creces.

360 minutos para el recuerdo

Con la llegada al banquillo de Antonio Iriondo, que regresó tras relevar en el cargo a Juan Carlos Menudo, el San Fernando ha ganado en solvencia defensiva. Sin ir más lejos, únicamente ha recibido un gol en cinco partidos (Briñol -Mutilvera- batió a David Zamora en la recta final del partido de ida de la primera eliminatoria de ascenso), una cifra que únicamente igualan Binissalem y Barakaldo a estas alturas. Y es que, los azulinos ya acumulan más de 360 minutos sin encajar goles. Es decir, cuatro partidos en los que Mutilvera, Levante B (por partida doble) y Laudio han sido incapaces de superar a David Zamora.

Estos números contrastan con los titubeantes inicios del curso. De hecho, diez jornadas tuvo que esperar el San Fernando para dejar su marco inmaculado (0-2 en Coria del Río) y más de una vuelta esperó para acabar un partido sin recibir tantos en Bahía Sur (3-0 al Atlético Sanluqueño en la jornada 22).

Eso sí, la actual mejoría se comenzó a notar en la recta final liguera. Fue entonces cuando solo se recibieron tres goles en ocho partidos.