Cuéntame
Actualizado: GuardarLa humanidad vive del cuento. La tradición oral es el fundamento de la historia. Una noche de tormentas, en una gélida cueva, a la lumbre y al calor de una fogata, nuestros antepasados descubrieron el embrujo de contar historias. El escuchar y contar historias son necesidades básicas del ser humano. Antes que el lenguaje fuese una forma sistemática de comunicación, antes que la escritura fuese el vehículo de transmisión del conocimiento, contar historias fue el único depósito de la memoria comunitaria.
Con algunas vivencias y una imaginación hirviente fueron capaces de construir cuentos. Vida de seres imaginarios, en mundos ficticios que nos sirven de evasión de la realidad. No queremos que nos cuenten tozuda realidad; lo que tenemos delante de nuestros ojos. Queremos otra visión, si cabe, permitimos que nos engañen, que nos mientan, que nos seduzcan, pero que nos transporten al mundo de los sueños.
Un cuento es como un sueño controlado. Sus personajes son elegidos y su cadencia y final deben dar margen a la improvisación. Existen cuentos populares, literarios, infantiles, de adultos, fantásticos, de terror, de amor, de suspense, de viajes, de denuncia, de hadas, de misterio, de fantasmas. Algunos incluso tienen su moraleja moralizadora. Existen cuentistas famosos como Julio Cortázar, Lezama Lima, Edgar Allan Poe, Franz Kafka, Jorge Luis Borges u Oscar Wilde. Otros muchos viven del cuento y no cuentan historias.
Cuéntame que la justicia está por encima de las leyes. Que la ausencia no es una forma de gobernar. Que amanece igual para todos. Que la noche no es tan oscura. Que todos los sonidos no son gritos de desesperación. Que la ilusión es prima hermana de la esperanza. Que llegará un día en que la verdad será el paradigma. Que la felicidad está en lo sencillo. Que no vamos a perder. Que la riqueza no es sinónimo de belleza. Que somos mayoría y que la razón nos asiste. Que el día a día deje de ser una arriesgada aventura. Que el futuro de nuestros hijos quepa en el arco iris. Que una sonrisa es la mejor tarjeta de presentación. Que los grandes héroes son nuestros vecinos. Que lo mejor está por venir. Que si los ciudadanos normales no hemos sido secuestrados no necesitamos de un rescate. Que la mayoría absoluta no es sinónimo de rodillo.
Cuéntame un cuento, aunque sea de Calleja, pero que al final tenga muchas perdices.