Óscar López y Trinidad Jiménez preparan una paella en el Día de la Rosa del PSOE de Málaga. :: C. DIAZ / EFE
ESPAÑA

El PSOE cree que Rajoy resistiría una intervención

Los socialistas carecen de un plan si se produce un rescate global de la economía y hay un adelanto electoral

MADRID. Actualizado: Guardar
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No existe un plan de contingencia en el PSOE para el peor de los escenarios, es decir, para una España auténticamente intervenida, más allá del rescate al sector financiero. La dirección del primer partido de la oposición cree que políticamente las cosas no cambiarían en exceso, más allá de que la capacidad del Gobierno de tomar decisiones de manera autónoma quedaría aún más reducida. La posibilidad de un adelanto electoral, como los vividos en Grecia, Irlanda y Portugal, se considera en todo caso «imposible».

Los socialistas están convencidos de que una mayoría absoluta tan sólida como la del PP, 186 diputados de 350, es un colchón tremendamente sólido como para permitir a un Ejecutivo con solo seis meses de vida aguantar el tipo sin problemas, aunque el malestar social vaya en aumento. Otra cosa, dicen, es que Mariano Rajoy no resista más de una legislatura en la Moncloa y se sume a la larga lista europea de víctimas políticas de la crisis si opta a la reelección.

No se trata de una opinión unánime, pero sí es la que hasta ahora han defendido en los órganos del partido los dirigentes más próximos al secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien mantiene intacto el calendario de trabajo diseñado para poder llegar en condiciones de competir a las elecciones de 2015. Un plan que contempla la celebración anual de una gran conferencia, la de este año será en otoño sobre organización del partido; otra de rediseño de los postulados ideológicos a final de 2013, y una última, en 2014, de contenido económico. El remate sería la victoria en primarias. Si sus previsiones fallan, la inestabilidad interna está servida.

Ahora que todo es tan volátil, apenas hay tiempo, aun así, para pensar en nada más que en lo inmediato. Sobre todo porque los principales dirigentes socialistas consideran que es muy difícil hacer cábalas sobre las consecuencias de situaciones inéditas. «Nadie sabe qué pasará si Grecia sale del euro», dice un colaborador del líder socialista. Es un asunto delicado del que han llegado a hablar Rajoy y Rubalcaba en los últimos días, pero para el que apenas hay respuesta.

Si algo comparten Gobierno y oposición en este momento es que la solución a la inestabilidad que sacude a España ha dejado de estar, exclusiva y principalmente, en manos nacionales hace tiempo. Y ambos miran a Europa. Es en el único ámbito en el que han sido capaces de hablar con una sola voz, a pesar de que los socialistas aseguran que tras la entrevista del pasado 25 de mayo, la tercera en lo que va de legislatura y la primera celebrada con el fantasma de la intervención ya sobre sus cabezas, sus relaciones se han «normalizado».

Oposición «racional»

Los planes del líder de la oposición a corto plazo pasan por ahí, por ejercer una oposición que ahora llama «racional» y que se encuentra a medio camino entre el pactismo y la colaboración con el Gobierno a favor de la que presionan Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y la confrontación más directa que desearían otros y de la que han decidido hacer bandera dos hipotéticos aspirantes a competir por la candidatura a la Presidencia del Gobierno, la exministra de Defensa, Carme Chacón, y el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez.

En lo europeo, ha logrado una sintonía casi completa con Rajoy que ya se muestra partidario de políticas de crecimiento frente a la ortodoxia de la austeridad como receta única, defiende sin remilgos los eurobonos y pelea con su ayuda un plan europeo de empleo para jóvenes y ayudas para las pymes. El líder del PSOE se ha enfrascado en una campaña para estrechar lazos con los partidos socialistas europeos, a los que Zapatero descuidó, y aprovecha sus entrevistas, la última con el líder del SPD alemán, Sigmar Gabriel, para apuntalar la posición del Ejecutivo.

En lo nacional, se marca distancias pero se muestra cauto. «Nosotros -ha llegado a decir en alguna ocasión- hemos gobernado hasta hace seis meses; no podemos actuar como si no tuviéramos nada que ver con lo que está pasando».

Rubalcaba ha asumido que el hándicap de haber sido incapaz de domesticar la crisis durante la pasada legislatura acompañará a su partido un largo tiempo y ha optado por construir a partir de él. Está convencido además de que si lo peor llega, es decir, si a España no le queda más remedio que pedir ayuda financiera a la UE para seguir funcionando los españoles no le perdonarían al líder de la oposición haber adoptado una posición obstruccionista, más allá de la defensa del Estado del bienestar o del marco laboral.

Entre quienes se mostraron partidarios de la candidatura de Chacón en el 38 Congreso hay quien se muestra convencido, en todo caso, de que la intervención europea sería aún más destructiva para los socialistas que para el PP. Argumentan que en ese caso la labor de oposición se visualizaría como claramente inane frente a una política económica impuesta desde Bruselas; algo que en parte ya sucede, según admiten con resignación no pocos miembros de la ejecutiva.