Tribuna

Bienvenido Her Marshall

PRESIDENTE DE ACONAUTO Y FACONAUTO (@HAUPOLD) Actualizado: Guardar
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El destino ha dejado a Mariano como el alcalde de la película de Berlanga, vestido de corto y con la pandereta en la mano, viendo como el coche le pasa de largo. La gran salvación que era el rescate bancario se ha convertido en menos de 24 horas en tremendo desastre. La prima de riesgo en vez de bajar sube; el euro en vez de fortalecerse se debilita; los mercados en vez de calmarse se agitan y la coyuntura se hace tan crítica en estos últimos días que a duras penas hay ya partidos de fútbol que lo tape. La situación es simplemente insostenible. Tanto es así que, por primera vez en años, un consenso se ha establecido entre los representantes del eurogrupo: o se destruye el euro o se firma un nuevo tratado de Maastricht.

Pero ¿cómo hemos podido llegar a esto de un día para otro?¿No era la ayuda de 16 billones de pesetas la solución? Y si ésta ya no es la solución, ¿cuál es la siguiente solución?

Sí y no. No está muy claro lo que ha pasado, pero la principal causa de la subida de la prima puede ser el documento que los países de la comunidad europea firmaron el sábado. Es cierto que el documento contiene un acuerdo político de prestarle los 16 billones de pesetas a los bancos españoles. Pero, y aquí está el meollo, no fija los mecanismos que van a regir este préstamo, ni las mayorías necesarias para ponerse de acuerdo sobre los mismos. 'Devil´s in the details': el diablo está en la letra pequeña que dicen los ingleses. Y claro, con estas dudas sobre la viabilidad del plan de ayudas, el mercado cotiza a la baja, se vuelve a disparar la prima de riesgo y los choricetes de las empresas calificadoras de riesgo vuelven a bajar el 'rating' de España, que ya esta a las alturas del bono basura Baa+.

Lo que por fin ha quedado claro es que el mayor problema del euro no era Bankia ni España, sino la propia falta de gobernanza de Europa y su incapacidad originaria para llegar a acuerdos financieros o fiscales que vinculen a todos los miembros. Y que atacando solamente al problema de liquidez de la banca española no se soluciona el problema. Hay que atacarlo de raíz. ¿Y cómo se ataca el problema de raíz? Acordando de una vez por todas una unión financiera y fiscal real de la Unión Europea. Una unión que permita lanzar eurobonos; una unión que controle a los bancos centralmente; una unión, en definitiva, que nos ponga a la altura de Estados Unidos permitiéndonos luchar de verdad contra especuladores, 'ratings' y otros avatares financieros.

El terror ante la ruptura del euro ha obrado el milagro: ha puesto a las cigarras europeas a trabajar. Se ha establecido una fecha a finales de mes para que todos los países le pongan «cara y ojos» a ese gran acuerdo. Este nuevo Maastricht, este gran acuerdo de unidad financiera y fiscal que ponga a salvo a los países europeos de la depredación de los mercados.

Pero hasta llegar al acuerdo nos quedan un par de semanas de «no me afeites que tengo hipo». ¿Llegaremos enteros hasta entonces? Sinceramente, no está nada claro.

Y además, aunque este nuevo gran acuerdo europeo sea necesario, no es suficiente. Existen otras tres de circunstancias que debemos salvar para salir de ésta: La primera se encuentra en las elecciones griegas. Que parece que va por buen camino. La ultraizquierda ya ha dicho que aunque gane no va a promover la salida del euro.

La segunda es que el dinero prestado a España llegue a España ya, y sea suficiente. Llegará pronto pero de ninguna forma va a ser suficiente. Va a hacer falta mucho más dinero para tapar los agujeros de los bancos. Al menos se espera que el préstamo FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) tenga consecuencias positivas para las PYMES. Los bancos solo van a poder devolver los intereses, ganando dinero prestándolo a las empresas, con lo que el crédito empezará a fluir.

Y la tercera de las circunstancias a tener en cuenta es que las medidas de contención del gasto sean suficientes y no salga ningún nuevo agujero en las cuentas de la administración española. Salir va a salir, pero por lo menos que no sea ahora.

En definitiva, los momentos que estamos viviendo son excepcionalmente difíciles y únicos. Y ya no estamos hablando solo de finanzas, estamos hablando de la construcción de Europa. Por eso, no conviene olvidar que, más allá de los sustos, Europa está construida a base de grandes acuerdos en tiempos de crisis. Y que de la misma forma que no hay esperanza sin miedo, tampoco hay miedo sin esperanza. Es en el corazón de esta crisis donde palpita el futuro de Europa. Esperemos que este coche no pase también de largo.

En @haupold el autor de este artículo estará encantado de responder a cualquier comentario que se le quiera hacer.