Una mujer deposita su voto en un colegio electoral de El Cairo. :: AMEL PAIN / EFE
MUNDO

Los egipcios eligen presidente envueltos en interrogantes

Acuden a las urnas fatigados por la frustrada transición y con la vista puesta en la junta militar

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Sin la alegría de otras citas, miles de egipcios comenzaron ayer a votar como el que acude a una trinchera. Fatigados por esta maratoniana y frustrada transición, con ansiedad y creyendo, muchos de ellos, que solo la victoria de su candidato -ya sea el ex primer ministro Ahmed Shafiq o el hermano musulmán Mohamed Mursi- puede salvar al país del caos. El fantasma de la reciente disolución del Parlamento planeaba ayer sobre las urnas y auguraba que la batalla por el hemiciclo acaba de empezar.

La primera jornada de los comicios presidenciales, que finalizan hoy, se desarrolló sin incidentes, aunque la profunda polarización de la sociedad se palpaba en las colas de los colegios electorales, con un ambiente mucho más tenso que en otras ocasiones. Decenas de interrogantes siguen abiertos, entre ellos las dudas sobre si la junta militar abandonará el poder a finales de este mes, como había prometido, o qué prerrogativas tendrá el presidente. La disolución del Parlamento por parte del Constitucional, que se formalizó ayer, parece indicar que no será tan sencillo, especialmente después de que los militares hayan vuelto a copar el poder legislativo, el ejecutivo y hayan retomado las atribuciones que les otorgaba la extinta Ley de Emergencia.

Los Hermanos Musulmanes, los más afectados por el desmantelamiento de la Cámara de Representantes, aseguraban ayer que su candidato iba en cabeza. Pero el reto que la cofradía lanzó a última hora de la tarde a la junta militar, a la que exigió que someta a referéndum la disolución del hemiciclo, podría indicar que quizás no ven el resultado tan claro.

Los votantes se dividen en esta vuelta entre los fieles acérrimos con los que cuentan cada uno de los aspirantes, y una gran mayoría que ha tenido que hacer de tripas corazón y optar por el voto útil, ya sea antiislamista o anti viejo régimen. Algunos jóvenes revolucionarios, desesperanzados ante la elección, han optado por el boicot.

Respeto a los mártires

A sus 80 años, Nadia Ibrahim demostraba ayer que la edad no está reñida con la pasión política. «Hay que pensar en todos los jóvenes que murieron en la revolución. No podemos traicionarles», sostenía en el patio del colegio Abdin, en el barrio de Bab el-Luq. «Sí, pero no solo hay que pensar en los mártires, los vivos tienen que trabajar y hasta que no haya estabilidad no podremos reconstruir el país», le interpelaba una joven votante de Shafiq, en línea con el discurso que tantos seguidores le ha granjeado. Como un eco, los dos argumentos se repetían en casi cada colegio electoral.

No hay favoritos y todo indica que el resultado estará muy reñido, por lo que ambas campañas han reforzado su red de interventores para vigilar que no se produzca fraude. «Yo creo que, si hace falta, los Hermanos van a dormir esta noche encima de las urnas», bromeaba un votante en el humilde barrio cairota de Ain Sira.