Sociedad

BARATO, BARATO

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Cuando el mundo giraba en un solo sentido y los hombres se dedicaban a poner nombres a las cosas, todo era más fácil y simple. Había un solo blanco y un solo negro, un solo día y una sola noche. Luego empezaron las sacudidas y se desplazó el eje de la tierra, tanto, que perdimos el norte y nos empezaron a confundir las palabras. Cuando el mundo giraba en un solo sentido y éramos pobres, al pan se le llamaban pan, al vino, vino y a lo barato, barato. No había más. Ahora, en virtud de esa ley no escrita que en su título preliminar nos exhorta a complicarlo todo, lo que simplemente era 'barato', lo 'económico' se llama low cost, tal vez porque aún nos avergüenza un pasado de boina y alpargata, tal vez porque nos llegamos a creer aquello del bienestar y de que fuimos ricos, tal vez porque las miserias escondidas siempre están mejor. Es por eso por lo que al mercadillo, se le llama outlet, conjurando quizá a un futuro mejor, que ni está ni se le espera. Porque, seamos claros, el concepto de outlet es algo más que unas rebajas o una oferta, el invento americano se aplica a la venta de productos descatalogados, restos de colecciones, excedentes de producción, muestrarios. restos -en una palabra- que producen en el cliente el virtual efecto de comprar duros a cuatro pesetas cuando lo adquirido no vale ni dos. Virtual, real ¿recuerdan?

Sí, tal vez es la denominación 'Zona Outlet' la que mejor define el estado actual de nuestra ciudad, como en otras épocas pudo ser la de 'zona catastrófica'. Por eso, la iniciativa de la Asociación de Comerciantes Cádiz XXI que mañana convertirá a Cádiz por unas horas en un inmenso mercadillo me parece perfecta. Es lo del 'al pan, pan'. El comercio gaditano es de los sectores que más afectados se han visto por la situación económica. Posiblemente porque no ha sabido hacer frente a los cambios, no se adaptado a los horarios y no haya reciclado de forma conveniente a su personal, pero también porque los gaditanos nos hemos acostumbrados a que el 'no me queda' sea el mantra que más se repite en las tiendas de Cádiz. Así que sea bienvenida esta manera 'barata-barata' de engañar a los sentidos, esta forma de ofrecer 'unidades limitadas' a 'precios únicos', este espíritu de mercadillo dominical, este modo de reconocer que somos una ciudad low-cost.

La cita, no lo olvide, es mañana y según sus organizadores se realiza como 'homenaje del comercio a la Pepa', un homenaje también de saldos, ya que como ellos mismos se apresuran a decir 'no tendrá ninguna vinculación temática con el Bicentenario' porque de lo que se trata es de 'engrosar el largo listado de actividades que acoge la ciudad durante 2012'. Pues mire usted que bien. Eso es aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid y lo demás son tonterías.

Y así estamos, instalados en esta zona outlet, buscando una cosita 'barata' que nos justifique, sin pensar en el precio que estamos pagando en realidad. Una programación cultural barata, un bicentenario barato, una reforma barata, una ciudad barata. Fíjense, la XXX edición del Festival de Folklore -que este año, más que nunca, se iba a dedicar a Iberoamérica- anda buscando su propio rescate. Los rescatadores, mientras, andan echándose la culpa unos a otros. Y ahorrando en el chocolate del loro. Quizá solo tenemos lo que nos merecemos.