
Obama congela las deportaciones de jóvenes
El mayor cambio en la política migratoria de EE UU en décadas pone el voto hispano en manos del presidente
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarSalir del armario en EE UU no es solo cosa de gais. En el último año la expresión se ha puesto de moda entre jóvenes inmigrantes indocumentados que llegaron a EE UU cuando eran niños de la mano de sus padres y han crecido ocultando su estatus migratorio. Esta semana 34 de ellos aparecieron en la portada de la revista Time a modo de desafío. «Amamos este país. Contribuimos a él. Esta es nuestra casa. ¿Qué pasará cuando más de nosotros den un paso al frente? ¿Cómo reaccionará el gobierno de EE UU y sus ciudadanos?». Muchos esperaban que Inmigración llamase a su puerta al día siguiente, pero para su sorpresa el Gobierno de Barack Obama ha respondido suspendiendo la deportación de los llamados «jóvenes soñadores».
Son aquellos que llegaron antes de los 16 años, han ido a la escuela en EE UU, se han licenciado en la universidad o en el Ejército y tienen ahora menos de 30 años, pero no pueden seguir persiguiendo el sueño americano porque no tienen permiso de trabajo. Al menos 800.000 jóvenes que clamaban ser estadounidenses sin que la ley los reconociera se beneficiarán ahora de este giro de la política migratoria de EE UU, el más importante desde la amnistía de Reagan.
«Son los mismos niños que juegan con nuestros hijos en el colegio. Son estadounidenses de corazón, de mente y en todas las formas menos en una: en el papel», recordó Obama. «Sus padres los trajeros a este país de niños y a veces no tenían ni idea de que eran indocumentados hasta que solicitaron un trabajo, un permiso de conducir o una beca».
Con esta medida Obama impedirá que muchos de estos jóvenes sean deportados a un país del que no saben nada y en el que a menudo ni siquiera hablan el idioma, pero sobre todo vuelve a meterse en el bolsillo a los votantes hispanos. Este grupo no ha olvidado las promesas incumplidas de 2008, cuando se comprometió a impulsar una reforma migratoria y a firmar la llamada Dream Act que no ha logrado pasar la barrera del Congreso. Esa ley, parecida a la que pondrá en práctica de facto sin necesidad siquiera de emitir una orden ejecutiva, iría un poco más lejos al ofrecer una camino para la naturalización de esos jóvenes.
Celebraciones
Esta vez Obama no necesitará del Congreso porque simplemente se trata de un cambio de política por la que el Departamento de Seguridad Doméstica enviará nuevas directrices a sus agentes de inmigración para que la apliquen en su margen de discrección. La cuestión es: si tan fácil era, ¿por qué no lo hizo antes?
Las preguntas vendrán después. Ayer miles de jóvenes salieron a las calles de Los Angeles a celebrarlo. «No podría estar más orgulloso de nuestro presidente por hacer lo correcto», dijo el exalcalde Antonio Villaraigosa. Grupos de todo tipo se sumaron a las felicitaciones, que como era de esperar no fueron compartidas por los conservadores de la oposición. Entre estos llovieron las acusaciones de oportunista que nadie pone en duda, debido a la importancia que para Obama tendrán los hispanos en estados como Nevada, Colorado y Florida, claves para su reelección. En la última encuesta publicada por NBC y 'The Wall Street Journal' antes del anuncio, el 61% los hispanos se inclinaban ya por el presidente, frente al 27% que lo hacía por Mitt Romney, pero la abstención hispana es tan alta que Obama necesitaba un revulsivo como este para que acudan a las urnas en noviembre.
El Centro Pew Hispano cifró en 1,4 millones de niños y jóvenes las personas que podrían beneficiarse de la suspensión de las expulsiones ordenada ayer por el Gobierno de Barack Obama.