Economia

La maldición del 7%

MADRID. Actualizado: Guardar
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Ayer el diferencial de las obligaciones españolas a diez años con el bono alemán del mismo plazo alcanzó los 550 puntos, nivel nunca registrado desde que existe el euro, y los inversores exigieron, en algunos momentos, rentabilidades del 7% para comprar los títulos en el mercado secundario, donde se intercambian. No es la primera vez que se llega a cotas parecidas. El 17 de noviembre de 2011, en vísperas de las elecciones generales que dieron la victoria a Mariano Rajoy, el Tesoro tuvo que pagar por sus obligaciones a diez años una rentabilidad marginal del 7% para convencer a los compradores. En el secundario, la diferencia de retribución respecto al bono alemán del mismo plazo -la famosa prima de riesgo- rozaba entonces los 500 puntos básicos.

Estas cifras encienden las alarmas porque Grecia fue intervenida el 10 de mayo de 2010 cuando su prima de riesgo alcanzó los 450 puntos básicos y la Unión Europea acudió en auxilio de Irlanda al llegar este diferencial a los 544 puntos básicos en noviembre de ese mismo año. Portugal tuvo que tirar la toalla con una prima de riesgo de 627 puntos básicos el 5 de mayo de 2011. El Gobierno luso presentó una resistencia mayor, pero cuando tuvo que pagar un 8,6% a los compradores de sus títulos a diez años, las autoridades se plegaron tras reconocer que no podían cumplir los objetivos de reducción del déficit público.

La rápida escalada de la prima de riesgo y del bono tiene consecuencias indeseables. Encarece la financiación pública hasta niveles difícilmente soportables. Es cierto que el Tesoro pagaba más por las obligaciones a diez años en la segunda mitad de los noventa, pero entonces no existía el euro, la política monetaria la decidía el Banco de España, los gobiernos podían recurrir a la devaluación.