Dos hombres muestran a un observador de la ONU una casa bombardeada por las tropas de Bashar el-Asad en la localidad de Homs. :: AFP
MUNDO

El peor golpe a la ONU en zona de El-Asad

Un convoy de observadores es atacado en su intento fallido de llegar a Al-Haffa

LATAKIA (SIRIA). Actualizado: Guardar
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Partidarios del presidente sirio, Bashar El-Asad, atacaron ayer por la mañana el convoy de observadores de Naciones Unidas que pretendía comprobar la situación en la ciudad de Al-Haffa, en el noroeste del país, según pudo verificar este enviado especial, único periodista que viajaba en la caravana. Se trata del peor golpe contra los efectivos de la ONU en zona bajo control del régimen de Damasco desde que los funcionarios internacionales llegaron a Siria, hace dos meses.

La oposición sospecha que en Al-Haffa habría tenido lugar una nueva matanza y los observadores habían exigido poder comprobar la verdadera situación de los civiles atrapados por los combates en esa ciudad. Por primera vez, además, la ONU, que ha constatado cómo el Ejército trata de recuperar los feudos opositores con tanques, artillería y helicópteros, califica el conflicto sirio abiertamente de «guerra civil», en palabras del vicesecretario general para operaciones de paz, Hervé Ladsous.

Media docena de vehículos del organismo internacional habían abandonado durante la mañana el hotel que funciona como cuartel general en la ciudad de Latakia para dirigirse a Al-Haffa, después de haber recibido autorización del gobernador de la zona para desplazarse a asistir a la población atrapada en los combates y comprobar sobre el terreno cuál es la situación.

Los efectivos de la ONU iban precedidos y seguidos por militares, a modo de escolta, así como por dos coches de miembros de la Inteligencia del régimen. Según lo pactado con el gobernador, estaba previsto que los acompañasen hasta el último control militar de las fuerzas leales a El-Asad a las afueras de Al-Haffa. En ese punto, el convoy avanzaría hasta la zona que se halla bajo dominio de la resistencia y que lleva siendo duramente atacada desde hace días por el Ejército.

Maniobra preparada

Pero los observadores no pudieron llegar hasta su objetivo. Los coches solo habían recorrido 9 de los 22 kilómetros cuando una masa de varios cientos de personas les salió al paso. Sus integrantes iban provistos de palos y piedras, en lo que parecía una maniobra perfectamente preparada que evidencia, una vez más, que el plan del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, no está sirviendo para frenar la sangría que, según datos de la insurgencia, arroja ya más de 10.000 muertos desde que estalló la revolución.

Ni los militares ni los funcionarios de Inteligencia que supuestamente iban a proporcionar seguridad a la caravana de observadores hicieron nada por impedir el ataque, que no causó heridos pero sí daños en los cristales y la carrocería de los coches. De hecho, alguno de los vehículos destinado a dar escolta a los miembros de la ONU obstaculizó la huida de estos cuando decidieron escapar del lugar, ante el riesgo que corrían las vidas de sus ocupantes en medio de la turba de atacantes. El convoy finalmente se rompió y los vehículos de la ONU salieron en distintas direcciones: hacia Latakia -grupo en el que viajaba este periodista en un coche civil junto a un conductor-, hacia Alepo y hacia Tartus. Los observadores que tomaron estas dos últimas direcciones fueron ametrallados y solo en uno de los coches llegaron a impactar 22 balas. Aunque tampoco en este segundo ataque se produjeron víctimas, el peligroso episodio llevó a la ONU a replantearse su papel.

Las condiciones de seguridad del convoy atacado fueron empeorando a medida que transcurría la jornada. Avanzada la tarde, la media docena de observadores de la ONU que todavía permanecían en Latakia -un feudo suní, secta a la que pertenecen Assad y su círculo más próximo de poder- tomaron la decisión de abandonar su cuartel general.