Gordon Y Sarah Brown abandonan el tribunal londinense donde declararon ayer. :: OLIVIA HARRIS / AFP
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Brown buscó el favor de los diarios que violaron su intimidad

El ex primer ministro invitó a fiestas privadas a los jefes de los medios que publicaron la enfermedad que padece uno de sus hijo

LONDRES. Actualizado: Guardar
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La relación entre los laboristas británicos y News International, el conglomerado mediático capitaneado por Rupert Murdoch, se ilustra con lo ocurrido entre Gordon Brown y quien era entonces directiva del grupo, Rebekah Brooks, en 2006, después de que el diario The Sun publicase que uno de los hijos del primer ministro padece fibrosis quística.

La publicación de informaciones que afectan a hijos de personajes públicos es una de las áreas que investiga el juez Leveson y la comisión que lleva su nombre debe ofrecer en unos meses recomendaciones sobre cómo regular las actividades de la prensa, de tal modo que no se cometan excesos como los desvelados por las escuchas ilegales o el soborno de policías.

Broooks, en su testimonio ante Leveson, dijo que se publicó la noticia sobre la enfermedad del hijo del primer ministro después de que el propio Brown y su mujer, Sarah, dieran el visto bueno. Falso, dijo ayer Brown. Les presentaron un hecho consumado. El hospital en el que era atendido pidió después disculpas al matrimonio Brown por creer que algún empleado vendió la información confidencial.

Pero lo que sorprendió a Leveson ayer fue que, después de tal intromisión en su vida privada y en la de sus hijos, cuya estampa solo fue conocida por el público británico el día en el que su padre abandonó Downing Street, Brown y su mujer convocaron a Brooks y a Wendy Murdoch, mujer del magnate, a fiestas privadas a Downing Street.

«Sarah es la persona menos rencorosa que conozco», explicó Brown al juez. «Continuamos con nuestro trabajo como antes», añadió. Según Nick Robinson, corresponsal político de la BBC, la impresión que dio el ex primer ministro es que tenía que pasar el mal trago para evitar que el grupo mediático de Murdoch le retirase su apoyo. Pero aún así lo perdió.

Perfil idóneo

George Osborne, actual ministro de Hacienda y hombre fuerte del Gobierno, restó importancia a las decisiones editoriales de The Sun. Dijo que el cambio de Gobierno y de línea en la prensa se debió a factores más amplios, al cansancio del electorado con el laborismo y a la percepción generalizada de que un cambio era necesario.

Mañana comparece el primer ministro, David Cameron, que tendrá que explicar cómo y por qué nombró como director de comunicación del Gobierno a Andy Coulson, que había dirigido el News of the World cuando se perpetraron múltiples delitos y que fue cerrado por Murdoch ante su descrédito. Pero ayer Osborne ya adelantó una línea argumental sólida. Coulson había sido director de un pequeño periódico en Basildon, representaba a un sector de la población, clase media con origen obrero en el este de Londres, que es electoralmente crucial. Querían un hombre de ese tipo y nadie sabía entonces la magnitud de los delitos. Y nadie ha reprochado nada a Coulson en su papel como empleado del Gobierno.