Sociedad

¿Un claustro o un gran tesoro?

El descubridor del conjunto artístico de Palamós y sus dueños discrepan sobre su autenticidad

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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¿Es auténtico o se trata de una réplica? ¿Estamos ante un hallazgo artístico de una gran importancia o ante un fiasco de dimensiones siderales? Los propietarios de la mansión de Palamós (Gerona) que esconde un presunto tesoro románico en forma de claustro abrieron ayer las puertas de la casa para que investigadores y periodistas pudieran observar, por primera vez, los capiteles y las columnas del conjunto artístico que ha revolucionado al mundo de la cultura.

Entre los que acudieron a ver la supuesta obra de arte que rodea a la piscina de la casa estaba el hombre que ha destapado el descubrimiento, Gerardo Boto, profesor de arte medieval en la Universidad de Gerona. Boto, que supo de la existencia del claustro mientras ojeaba un día una revista de decoración, no tiene dudas: se trata de un conjunto románico de construcción auténtica del siglo XII. Más aún. A su juicio, «es como si estuviéramos ante el hijo mayor» del que hay en el monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos.

Según relató tras el análisis visual, el desgaste de la piedra, los capiteles y, sobre todo, un emblema heráldico en forma de castillo y que representa a la corona de Castilla, en concreto del rey Alfonso VIII, es una de las claves del origen del claustro. Aun así, observó elementos desconcertantes, como podrían ser algunas tallas modernas.

Esta última ha sido siempre la opinión de los propietarios, que en todo momento han puesto en duda la autenticidad del claustro porque creen que tiene una mezcla de piezas históricas con elementos falsos. La finca está a nombre de la empresa Explotaciones Agrícolas y Forestales Brugarol, que tiene la casa en alquiler para la organización de eventos, y que asegura que una conservadora del Metropolitan de Nueva York hizo un informe en los años sesenta que concluía que el conjunto de la Costa Brava (formado por dos galerías de 20,8 metros por 21,9, con los mayores capiteles que se conocían hasta ahora) está compuesto por piezas recreadas del románico.

Nuevo análisis

En cualquier caso, la última palabra la tendrán los técnicos de la dirección general de Patrimonio Cultural de la Generalitat, que el jueves inspeccionaron la obra y que tardarán días en dar su veredicto, aunque en una primera opinión reconocieron que la pieza ni es reciente ni es una imitación.

Uno de los portavoces de la compañía propietaria relató ayer cómo llegó el claustro hasta la finca de Palamós en el año 1958. Fue el abuelo del actual dueño, Kurt Engelhorn, integrante de la familia fundadora de los laboratorios BASF y poseedor de una de las mayores fortunas del mundo, el que en los años 50 se lo compró a un empresario en Madrid por 6.000 euros. Luego lo trasladaron pieza a pieza hasta Gerona y lo montaron, según recogen los archivos municipales de Palamós, junto a la piscina.

Sobre cómo pudo llegar al solar del distrito madrileño de Ciudad Lineal, donde se encontraba cuando fue adquirido, los propietarios ya no tienen ninguna pista. Ni muchos menos sobre la iglesia o monasterio del que supuestamente procede.

Según la ley catalana, si el claustro fuera declarado patrimonio artístico, conllevaría obligaciones, como las de permitir visitas, al menos, cuatro días al mes. Los propietarios confirmaron que aceptarán el dictamen normativo.