CRÓNICAS MUY MARCIANAS
Actualizado: GuardarDecía Ray Bradbury que muchos de sus relatos estaban basados en la vida cotidiana, porque la ciencia-ficción y la fantasía forman parte de la realidad de todos los días. Todo está ahí fuera, simplemente son caras distintas de un mismo prisma, y basta con mirar a través de él -ya lo decía Calderón- para observar con qué buenas maneras se relacionan lo virtual y lo real, la verdad y la mentira, el ayer y el mañana, las luces y las sombras. Para el diccionario de la lengua española, la fantasía es, además de «la facultad que tiene el ánimo de reproducir mediante imágenes cosas pasadas o lejanas», la capacidad de representar ideas o de idealizar realidades. Ya ven, lo que hacemos todos los días al levantarnos. Mirar hacia atrás o hacia delante, pero nunca enfrentarnos a la imagen que nos devuelve ese espejo que hace años que dejó de decirnos lo que queríamos escuchar. En fin. Es lo bueno que tiene poder hacerse un mundo a la medida, donde es posible desplazar las malas noticias o aplazarlas mientras construimos una fantasía a prueba de lobos.
Es fácil viajar en el tiempo, no se necesitan alforjas como decía el refrán, ni tampoco debe salir caro, o al menos eso es lo que parece. Es una diversión como otra cualquiera, y quien sabe si es ahí dónde tenemos futuro, ofreciendo los servicios de una agencia de 'viajes temporales' a los años cuarenta, sesenta, ochenta. una especie de vacaciones morales, de revival del «cuando yo era chico.» que tanto nos gusta. Vale que la nostalgia vende, vale que a falta de otros horizontes recorremos una y otra vez el largo camino a casa. Pero una cosa es fantasear y otra fantasmear, que es lo que parece que se está imponiendo en esta sociedad gaditana tan decadente como decaída.
La crónica de este fin de semana bien podría servir de adelanto, de aperitivo, de publicidad para esos viajes en el tiempo. Miren si no. Empeñados en recuperar lo peor de la tradición del Corpus en Cádiz, hoy tienen ustedes la posibilidad de ver no una, ni dos, sino tres pasos en la calle, el Caminito, Afligidos, y la Patrona, unos que vuelven, otros que van. Y mañana, además de la procesión del Corpus, otras cuatro, el Cristo de la Santa Cena, la Patrona, las Penas y la Piedad. Total, un fin de semana en la década de los cuarenta, no está mal, adobado todo con la espléndida calle Nueva repleta de figurantes de la época y seis altares en la calle para deleite del viajero en el tiempo. Claro que si quieren que el viaje sea más largo, también tienen hoy el homenaje a los diputados del Doce en el Oratorio, la oferta es amplia, como ven. Y mañana, en una superpromoción del dos por uno, la Virgen de las Penas regresará a su templo a la misma hora en la que la selección española empieza a jugarse el título de campeona de Europa, contra Italia. No son toros como antaño, pero algo es algo
Ahora bien, si prefieren un viaje más cultural, no lo dude. El programa de conciertos del Baluarte, presentado esta semana, le llevará inmediatamente a los años ochenta, José Manuel Soto, los Morancos, el homenaje al Tío de la Tiza. faltan Albano y Romina, eso sí, pero todo es proponérselo.
No me negarán que es todo muy marciano. Mucho. Pero no olviden las palabras del maestro Bradbury, la ciencia-ficción y la fantasía están basadas en la vida cotidiana. Y tanto.