TÓCALA OTRA VEZ, XABI
El tolosarra recupera en 'La Roja' su papel de jugón y olvida por un tiempo su transitoria y oscura misión de apagafuegosDel Bosque sabe que todo carbura mejor cuando el centrocampista del Madrid se centra en las funciones que nacen de su talento
GNIEWINO. Actualizado: GuardarXabi Alonso recupera en la selección sus roles habituales, los lujosos desplazamientos largos de balón y su portentosa capacidad de recuperación, y deja a un lado por un tiempo la misión transitoria de apagafuegos que le ha encomendado Jose Mourinho en el Real Madrid, un equipo letal en el contragolpe que sin embargo deja vendidos a los centrocampistas cada vez que pierde la pelota. Ha cambiado sobremanera el perfil del tolosarra desde que llegó a la casa blanca. Sus cualidades siguen intactas, sustentadas en un golpeo magistral y en una panorámica de juego de alta definición, pero ha asumido otro oscuro papel alejado de su hábitat natural que le obliga a hacer numerosas faltas al convertirse casi él solo en la penúltima línea de contención cuando los rivales inician sus embestidas. No es raro verle entonces torcer el gesto y lanzar miradas de incomprensión a algunos de sus compañeros al sentirse desamparado.
El estilo de juego de España, basado en la posesión y en una presión asfixiante al contrincante antes de iniciar la retirada general para tomar posiciones, se amolda como un guante a las características del guipuzcoano, tanto en el componente ofensivo como en el defensivo. En la primera faceta tiene el apoyo permanente de Sergio Busquets, un prodigio en la colocación sobre el césped y en la lectura táctica y, cuando mira hacia adelante, siempre encuentra a Xavi Hernández, el cerebro de 'La Roja', o se le presenta la opción de hacer daño de manera más directa con un balón a los desmarques de Silva e Iniesta. En labores de contención también se siente más protegido que en el Madrid. Para cuando tiene que intervenir, ya tiene ganado el espacio porque los compañeros han ahogado previamente al enemigo y ello le permite defender bien situado. Solo desde esta 'comodidad' es posible que surja el Xabi Alonso recuperador, una habilidad que perfeccionó en su exitosa aventura en el Liverpool.
Desde esa ciudad inglesa viajó hace cuatro años el ahora madridista a la Eurocopa de Austria y Suiza, donde Luis Aragonés le convirtió en un secundario de lujo para la medular. Le ganó la partida Marcos Senna como pivote, pero ello no le desmotivó. De hecho -aún lo hace aunque sea titular-, se dejó la vida en todos los entrenamientos y se ganó el respeto del resto de internacionales, que valoraron su sinceridad y su integridad personal y profesional. No es el hijo de Perico Alonso de los que arengan con gestos excesivos a sus compañeros o con gritos exagerados. Él les motiva de otra manera. Prefiere fomentar la competencia sana en el interior del vestuario a través de un trabajo serio e incesante y de una actitud intachable. Puede parecer frío el tolosarra en una primera impresión, pero es de los más reclamados por la plantilla para dialogar de los asuntos de calado.
El actor de reparto en la cita continental tuvo después más oportunidades con Vicente del Bosque hasta que un día se hizo con el puesto y ya no lo soltó. Y dejó un sello imborrable en el Mundial de Sudáfrica, donde alcanzó su madurez futbolística y transmitió tranquilidad en el terreno de juego en los momentos más complicados. En el Madrid su protagonismo también es incuestionable por su capacidad para la distribución y romper líneas con un solo pase. Pero en el equipo campeón de Liga el toque y los robos no son suficientes. Rodeado de un buen número de futbolistas cuya mentalidad es únicamente ofensiva por sus características y también por sus egos, el guipuzcoano debe enfundarse en la mayoría de los partidos el mono de trabajo para sacar las castañas del fuego a los suyos. Tanto, que suma más balones recuperados que Khedira y Lass juntos esta temporada (182 por 222 del tolosarra). El desgaste físico es por tanto mucho mayor y no es extraño que vea tarjetas amarillas por la proliferación de faltas en la medular.
Termómetro
Así que cada vez que se enfunda la camiseta de la selección se quita un peso de encima. Surge entonces el Xabi Alonso reconocible, el que conduce con la cabeza erguida y falla en muy pocas entregas; el que está correctamente situado y saca provecho a su intuición para cazar balones y lanzar el contragolpe; el que oxigena el juego de 'La Roja' con su mando a distancia cuando la circulación se atasca; y el que mantiene la mente lúcida si las cosas se tuercen. Es lo que busca Del Bosque cada vez que pone al jugador 'merengue' en el campo. Es ahora mismo uno de sus termómetros. Todo carbura mejor con el futbolista del Madrid centrado en las funciones que surgen de su propio talento y que no le obligan a transformarse para hacer lo que en realidad no lo sabe hacer.
Xabi Alonso no es Xabi Alonso cuando sufre en el centro del campo. La consigna del técnico salmantino al tolosarra es muy simple: tócala de nuevo, Xabi.