Evo Morales, de azul, saluda en la cumbre de Cochabamba. :: EFE
MUNDO

«Refundarse o morir»

Los países bolivarianos exigen la reformulación de la Organización de Estados Americanos, al considerar que está en manos de Washington

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Con más pena que gloria concluyó ayer en Bolivia la 42 asamblea general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Además del anfitrión, Evo Morales, el único jefe de Estado que acudió a la cumbre de Cochabamba (en el centro del país) fue el ecuatoriano Rafael Correa. Los dos mandatarios, junto al venezolano Hugo Chávez -que participó a través de mensajes-, reclamaron que la OEA debe «refundarse o morir». En cambio, la delegación de Estados Unidos acusó a los países de la Alianza Bolivariana (ALBA) de querer «imponer» su línea para torpedear el organismo.

En la cita estuvieron representados los 34 países de la región, pero solo acudieron 16 ministros de Asuntos Exteriores. La ausencia más notable fue la de Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE UU, y el brasileño Antonio Patriota. La reunión tenía como tema central la estabilidad alimentaria en la región, pero finalmente giró alrededor de los derechos humanos. De hecho, Correa cargó en su discurso -que se alargó durante más de una hora- contra la prensa y las organizaciones no gubernamentales (ONG) por sus actividades en la zona.

Los miembros del ALBA aprovecharon la ocasión para criticar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la OEA por ser «instrumentos en manos de Washington» y dedicados a «anular» a los gobiernos izquierdistas de la región.

Pese a los notables encontronazos, los presentes aprobaron la Carta Social de las Américas para promover los derechos colectivos y otras noventa resoluciones sobre seguridad alimentaria, reivindicaciones marítimas y las islas Malvinas. En la declaración final reconocieron que el hambre es un problema en la región, pero para conseguir el consenso tuvieron que suprimir algunos términos que despertaban suspicacias.Evo Morales pidió que la OEA ayude a Bolivia para recuperar una salida al océano Pacífico «con soberanía», y agregó que su país trabaja en una demanda judicial contra Chile que, hace más de un año, prometió avances y de la que no ha habido noticias en los últimos meses.

Por otra parte, recalcó que personalmente no quiere que muera este foro político, pero «mientras haya intransigencia y prepotencia» por parte de Washington, el único culpable de su fracaso «será Estados Unidos».

Precisamente, la encargada de la diplomacia estadounidense para América Latina, Roberta Jacobson, abandonó Cochabamba antes de la clausura de la cumbre. Dijo que su país estaba dispuesto a «continuar las conversaciones sobre el fortalecimiento de la Carta Democrática Interamericana» hasta alcanzar un documento que «garantice la autonomía e independencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos».

Pero denunció que el ALBA se ha esforzado más en debilitar el sistema interamericano que en fortalecerlo, y que trata de «imponer su línea haciendo ver que hay una división al interior de la OEA».