Los azulgranas Piqué, Iniesta y Busquet corren junto a Sergio Ramos, Jordi Alba y Xabi Alonso en un entrenamiento de la selección. :: EFE
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España juega contra sí misma

Es la gran favorita, pero el hartazgo de competir, el desgaste físico y mental y las rencillas internas pueden romper el fino hilo entre el éxito y el fracaso

MADRID. Actualizado: Guardar
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España, campeona continental y del mundo, es sin duda la gran favorita en la Eurocopa de Polonia y Ucrania por su incomparable calidad y su capacidad de intimidación, pero el hartazgo por competir, el desgaste físico y mental por una temporada interminable - sobre todo en el caso de los futbolistas del Barcelona y del Athletic- y la eventual aparición de rencillas internas por los enconados clásicos entre el conjunto azulgrana y el Real Madrid pueden dar al traste con sus aspiraciones a partir del próximo domingo, cuando debute contra la eterna, y siempre peligrosa Italia, en Gdansk (18.00 horas). Revalidar el título será tremendamente complicado porque los rivales conocen de sobra el juego de 'La Roja' y tratarán de llenar de baches el camino, pero este hándicap es el que menos inquieta a Vicente del Bosque, más preocupado por el mantenimiento de la afinidad en el grupo, la integración de los nuevos y la búsqueda incesante de la motivación.

Hace cuatro años, la selección, entonces dirigida por Luis Aragonés, aterrizó en Austria y Suiza con la maldición de los cuartos como pesada carga y con la convicción de que tenía una deuda con los aficionados. No sólo rompió el maleficio y generó una catarsis colectiva al levantar el trofeo, el segundo de su historia, sino que impuso un estilo propio, cercano al fútbol total, que despertó la admiración generalizada. En Sudáfrica, ya con el técnico salmantino al mando, la misión era demostrar al mundo que lo logrado en 2008 no había sido fruto de la casualidad. Las ganas en el seno del vestuario estaban garantizadas sin necesidad de hacer terapia en ese sentido. Sin embargo, Del Bosque teme ahora que con los dos títulos en el palmarés se instale entre sus jugadores la sensación de que son invencibles, de que el tercer título llegará de forma natural. Dicho de otro modo, considera la relajación como uno de sus principales enemigos.

Llorente y Martínez

Hay un elemento añadido en esta tarea que la hace incluso más ardua. Y es que hay internacionales que acumulan tantos minutos en sus piernas que han llegado a la Eurocopa con el piloto de la reserva encendido. Fernando Llorente y Javi Martínez, del Athletic, encarnan como ninguno el perfil de futbolista exprimido al máximo. Por dos motivos fundamentales: la propia personalidad de Marcelo Bielsa, poco dado a los cambios al margen de la mayor o menor trascendencia de los partidos, y por la ausencia de relevos de garantías para sus puestos, carencia más acusada en el caso del delantero riojano. Desde luego en el equipo rojiblanco el cansancio acumulado se ha notado; y en el momento más importante de la temporada, cuando tuvo que afrontar dos finales en poco más de dos semanas para cerrar un curso memorable. Tanto ante el Atlético en la Europa League como ante el Barça en la Copa ambos estuvieron desconectados.

La respuesta de los blaugrana es otra incógnita después de una campaña con tintes de montaña rusa en cuanto a su protagonismo se refiere. Excepto Valdés, inamovible en la portería, y Busquets, un portento desde el punto de vista táctico, el resto ha emergido o desaparecido del once titular por decisiones técnicas (Pedro), lesiones (Iniesta), necesidad de dosificación para evitar males mayores (Xavi Hernández), castigos de origen públicamente desconocido (Piqué) y cierta tendencia a la depresión (Cesc, ahora también tocado por un problema muscular). Del Bosque es consciente de que el rendimiento del tridente culé en el centro del campo -Busquets, Xavi e Iniesta-, unido a la seguridad del mencionado Piqué en la retaguardia, será uno de los termómetros que establezca las verdaderas posibilidades de España en el torneo continental que está a punto de comenzar. Necesita que estén, si no frescos, sí al punto.

Las desavenencias entre algunos jugadores o entre uno de ellos y el técnico es otro obstáculo cíclico en 'La Roja' que suele surgir en vísperas de una gran cita o en el transcurso de la misma. Pero no por ello es menos importante. Saber atajarlas con mano dura y a la vez con tiento es parte del trabajo del entrenador y sus colaboradores si se quieren alcanzar los objetivos. Y es que la labor pedagógica, clave en los clubes, adquiere un rango aún mayor en las selecciones, en las que la diferente procedencia de sus integrantes obliga a reforzar casi a diario las metas comunes. La exagerada crispación de los clásicos en las últimas campañas ha disparado las rencillas entre varios futbolistas blancos y culés, hasta el punto de que Iker Casillas y Xavi Hernández, capitanes en sus equipos y pesos pesados en le vestuario de España, mantuvieron conversaciones en privado para intentar evitar que esos roces afectaran a 'La Roja'.

Sublevaciones y piques

A pesar de sus esfuerzos, el último episodio lo han protagonizado Piqué y Sergio Ramos, dos baluartes del combinado nacional obligados a entenderse aunque no quieran, al menos en el campo. Del Bosque ya ha hablado con ellos e incluso dijo que si están enfadados, deben reconciliarse por el bien de todos.