ALBACETE
Actualizado: GuardarEn Albacete se come y se vive muy bien aunque esperemos que en lo futbolístico no sea su año sino el del Cádiz. El destino ha sido caprichoso y ha querido emparejar a dos clubes que tienen un pasado en común y si no que se lo pregunten a Jose González. Allí tuvo ocasión, el entonces delantero gaditano, de jugar a las órdenes de Espárrago cuando también el añorado Zalazar ya se había ganado una parcela en el corazón de la afición manchega. Del club con el que nos jugamos los cuartos en esta segunda eliminatoria por el ascenso hay que destacar su semejanza con el Cádiz porque son dos históricos venidos a menos y que llegaron a vivir momentos de gloria en Primera. Jose tuvo incluso el privilegio de ser su técnico con un equipo que militó en la Liga de las estrellas. Recibió muchas críticas por ello aunque cualquiera en su lugar hubiera hecho exactamente lo mismo. Siete años más tarde vuelve con Cortijo al Carlos Belmonte aunque tendrá que ocupar el banquillo de visitante; seguro que ambos viven una jornada muy especial. Aquello fue la cima de sus carreras en un banquillo profesional, algo que nunca se olvida por mucho que la historia no tuviera un final feliz. Insistiendo en la entidad albaceteña, su afición -ciertamente más fría que la cadista- sueña con una fiesta que por prestigio e historial siente muy suya. La entidad sabe que la viabilidad de su proyecto -igual que aquí- pasa por estar como mínimo en Segunda A. Allí no tienen ningún Quique Pina que haya venido al rescate con un enjambre de futbolistas, pero manejan algo que he echado en falta en los dos partidos con los madridistas, una plantilla que salga dispuesta a comerse el campo, unos jugadores que encuentran en la grada un apoyo infinito más que presión y, sobre todo, que los futbolistas son conscientes de que su futuro es el del club, algo que en el Cádiz uno comienza a dudar.