RAJOY Y LOS FANTASMAS DE ZAPATERO
Ahora comparte las obsesiones que abrumaron a su antecesor: la prima de riesgo y «los especuladores»El presidente, «preocupado pero tranquilo», salva su semana más dura acuciado por las presiones de los mercados financieros
MADRID. Actualizado: GuardarExpresiones como 'semana horribilis' o 'tormenta financiera perfecta' persiguen a Mariano Rajoy desde que llegó a la Moncloa, un territorio en el que parece que nunca escampa.
Los últimos siete días han sido una mezcla de ambas convulsiones debido a dos factores que también han agotado calificativos tan manidos como el de histórico: el diferencial con el bono alemán ha superado la barrera de los 500 puntos básicos y la nacionalización de Bankia, que necesitará una inyección de dinero público que superará los 19.000 millones. Otro mes de mayo, el de 2010, marcó el inicio del ocaso de José Luis Rodríguez Zapatero. Europa amagó entonces con intervenir la economía española y el dirigente socialista enmendó de manera parcial su política social al congelar las pensiones y bajar el sueldo a los funcionarios. Zapatero convirtió entonces la prima de riesgo en su particular marcapasos. Hoy, sin duda, estaría infartado. Otra de sus ofuscaciones eran los «especuladores internacionales», una especie de clan sin identificar al que acusaba de buena parte de los males de la economía española.
Para los dirigentes del PP se trataba solo de los «fantasmas» a los que el expresidente recurría para eludir su responsabilidad ante la crisis. «La prima de riesgo española se llama Zapatero», llegó a decir Soraya Sáenz de Santamaría. Curiosamente, Rajoy se enfrenta ahora a los mismos miedos.
El Ejecutivo popular se esfuerza en frenar el «nerviosismo» que ha derivado de «magnificar» los problemas económicos de España, según indica un portavoz de la Moncloa. Una emboscada que atribuyen a los «especuladores».
La vicepresidenta del Gobierno, aprovechando un viaje programado a Estados Unidos para participar en el exclusivo Club Bilderberg, ejerció de vicepresidenta económica 'de facto ' y cerró sendas citas con Chirtiste Lagarde, directora gerente del FMI y Timothy Geithner, secretario del Tesoro de EE.UU. Lo que oficialmente iban a ser dos contactos para exponer la decidida apuesta de España por el euro despertó una oleada de especulaciones sobre si la números dos de Rajoy había ido a cerrar un plan de rescate para los bancos españoles. Un extremo que se apresuraron a negar tanto el Gobierno español como la máxima responsable del FMI.
Ha sido la tónica de la semana. A cada movimiento del Gobierno le ha seguido una turbulencia. Mariano Rajoy, «preocupado pero seguro y convencido de lo que está haciendo», según sus colaboradores, ha mantenido contactos telefónicos con los principales líderes europeos para insistir en su teoría: ya no se trata de un problema de España, sino del euro. Rajoy, enrocado en su negativa a solicitar ayuda al BCE para las entidades financieras españolas pero esperanzado en que esta institución conceda este auxilio 'motu proprio', ha saboreado desde el lunes la miel y la hiel casi a partes iguales.
Angela Merkel, tras una conversación telefónica con su homólogo español, solicitó en público confianza en nuestro país, al que definió como «un aliado en el camino hacia la consolidación fiscal», a la par que recordaba la difícil herencia recibida por Rajoy. Un balón de oxígeno que explotó Mario Draghi.
Varapalo
El presidente del BCE respondió con una sonora crítica sobre la forma en la que se había nacionalizado Bankia a la desesperada solicitud de Madrid para que comprara deuda de España e Italia en los mercados. El Gobierno español, según Draghi, actuó «de la peor forma posible» tras «haber subestimado» los problemas de la entidad.
Un alto cargo del Ejecutivo español reclama no quedarse en el detalle y ponderar lo que, a su juicio, es lo importante, que tanto Merkel, Draghi y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, han planteado sin tapujos la posibilidad de que la recapitalización de la banca europea se haga directamente con recursos del fondo de rescate, es decir, que secundan la tesis de España.
Los inversores, sin embargo, no parecen interpretar estas señales. La Bolsa española cae en picado y el interés que España paga por financiarse ha llegado a superar el 6,7%. Un porcentaje que, como reconoció el ministro de Economía, Luis de Guindos, no puede sostenerse por mucho tiempo. De hecho, asevera que el futuro del euro se jugará en las próximas semanas en España e Italia.
Los defensores de Rajoy destacan que esta no es su primera gran crisis. Que ya vivió muchos momentos delicados tanto como miembro del Gobierno de José María Aznar como durante los ocho años en los que ha dirigido el PP. El lunes, tras la rueda de prensa que ofreció en la sede nacional del PP, recibió muchas críticas por la forma de su comparencia -el escenario lógico hubiera sido la Moncloa- y por no esclarecer asuntos tan cruciales como el mecanismo de nacionalización de Bankia. A la pregunta de si Rajoy ha heredado los fantasmas del vapuleado Zapatero, desde Moncloa responden ahora que no son fantasmas. «Son -alegan fuentes oficiales- los problemas de España».