ESPAÑA

Interior dice que ETA «condena» a sus presos al vetar la reinserción

El colectivo, tras meses de debate, ni rompe con la banda ni admite salidas individuales y solo se limita a pedir una amnistía que es ilegal

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Ministerio del Interior, tras conocer el comunicado en el que los presos de ETA no se desligan de la banda, rechazan las condiciones fijadas por el Gobierno para su reinserción, descartan el arrepentimiento, y apuntan como única meta la amnistía general, aseguró que la organización criminal ha decidido «condenar» a sus reclusos.

«Decepción» fue la palabra con la que describieron el Gobierno y los grandes partidos las conclusiones dadas a conocer por este colectivo ayer en Gernika (Vizcaya) después de meses de debate, al menos los más de siete transcurridos desde que la banda anunciase el 20 de octubre el cese definitivo del terrorismo.

Lejos de ser la aportación «histórica» que el viernes vaticinó el exdirigente de Batasuna Joseba Permach, que se mostró convencido de que el texto iba a «mover el patio político», tanto el Ejecutivo como PP, PSOE o PNV indicaron que el comunicado dado a conocer es más de lo mismo y que no ven ni un solo paso que haga pensar que los reclusos van romper con las consignas de ETA y cumplir uno a uno las condiciones que marca la ley para acceder a beneficios penitenciarios. Es más, fuentes del Ejecutivo culparon del enrocamiento de los presos tanto a la banda como a la izquierda 'abertzale', de la que piensan que mientras sí asume la legalidad para no quedarse excluida de las instituciones «obliga a los presos a inmolarse», con la oposición frontal a las vías legales que les aportarían mejoras penitenciarias, para favorecer su estrategia.

Interior fue tajante. Los terroristas «jamás», con o sin disolución de ETA, conseguirán la amnistía que reclaman, que además está prohibida por la Constitución. Recordó al colectivo que la «única salida» que le ofrece la ley es la reinserción individualizada, que obliga, como mínimo, a la ruptura pública y caso por caso con ETA y al arrepentimiento también personal y expreso por las décadas de crímenes. Sin estos pasos individuales, insistió, pueden despedirse incluso del acercamiento a cárceles próximas a Euskadi.

A estas exigencias hay que añadir la petición de perdón a la víctimas, la colaboración con la Justicia o la reparación del daño con el pago de indemnizaciones si se quiere acceder con el tiempo a beneficios más ambiciosos como la progresión de grado, los permisos, las semilibertades o las libertades condicionales.

La decepción fue general. El consejero vasco de Interior, el socialista Rodolfo Ares, considera que «viven fuera de la realidad»; el presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti, vio «lo de siempre, más de lo mismo»; y el líder del PNV, Íñigo Urkullu, no observó «ni un paso adelante» y cree que solo es «victimismo electoralista». Para la principal de las asociaciones de víctimas, la AVT, es «una pantomima».

Tampoco impresionó a nadie que diesen por acabado el terrorismo siete meses después de haberlo hecho ETA, o que digan ser «plenamente conscientes del múltiple dolor generado» al tiempo que insisten en igualar su sufrimiento con el de sus víctimas.