Apuntes

La ciudad de la injusticia

Que seis consejeros distintos hayan anunciado en once años un proyecto que no ha comenzado es de los gestos que justifica toda la desconfianza hacia la clase política

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Por más demagógico que parezca, cabe preguntarse qué trabajador puede retrasar durante diez años la entrega de un producto, de un encargo o proyecto. Cabe preguntarse qué responsable empresarial puede aportar excusas y explicaciones durante una década completa para justificar un ejercicio tras otro la imposibilidad de cumplir con un compromiso, con la palabra dada y los plazos acordados. Sin embargo, en la vida institucional y política es posible. La Junta de Andalucía anunció en 2001 la construcción de un gran complejo administrativo que agruparía todas las dependencias de la capital gaditana. Se llamaría Ciudad de la Justicia. Primero se habló de que estaría terminada en 2006, luego, al año siguiente. Después, al otro. Más tarde, que sería en 2012 y, llegado este año, ni siquiera se ha movido un gramo de arena en el lugar. Son once años de retrasos y seis consejeros de Justicia los que han incumplido sistemáticamente la planificación que ellos mismos aprobaban y anunciaban. Seis consejeros, nada menos. Seis responsables distintos incapaces de cumplir con uno sólo de los compromisos y ninguno ha hecho frente a la menor responsabilidad política por eso.

Este tipo de comportamiento, provoca un irremediable desafecto entre los ciudadanos y la clase política. Es imposible pedir confianza a los contribuyentes cuando sus representantes han faltado a la verdad hasta seis veces sin pedir disculpas ni una sola ocasión.

La incompetencia sería más tolerable si tuviera el eximente de la confesión, si alguien dijera «no hemos podido, no somos capaces». Pero la reacción es siempre una huida hacia delante, una sonrisa y un gesto para quitar importancia a la fecha anterior antes de dar una nueva.

Ya dijo el filósofo que mentir no es problema. El problema llega cuando ya nadie cree ningún mensaje.