La crisis siria acorrala a Obama
Kofi Annan llega a Damasco entre el clamor internacional que ha desatado la matanza de Hula
NUEVA YORK. Actualizado: Guardar«¿Americano? Pues dígale a su presidente que ninguna elección es más importante que nuestras vidas». Así recordaba Nic Robertson, enviado de la CNN, la indignación de los refugiados sirios en los campamentos de Turquía. Como ocurrió hace dos décadas en Sarajevo, cuando sus habitantes colgaban banderas estadounidenses en las ventanas para recibir a las tropas extranjeras que nunca llegaron en su ayuda, los sirios están perdiendo la esperanza. A su indignación se suma la presión por la matanza de 116 civiles, la mayoría mujeres y niños, que algunos como su rival Mitt Romney cuelgan ya de los hombros de Barack Obama.
«Este es un episodio vergonzoso en la historia de EE UU», declaró el senador John McCain. «Es una abdicación de todo lo que hemos defendido». En el año y medio transcurrido desde que empezaron las revueltas democráticas en Siria han muerto casi 10.000 civiles, por lo que hay que esperar que el impasse de la política estadounidense cueste al menos otras 3.000 vidas. Lo que es peor, en ese tiempo el brote de la primavera siria ha germinado en un conflicto internacional donde diversos países de la región tienen intereses estratégicos. Combatientes armados que han perdido sus guerras en Irak o Libia han encontrado el camino hasta este país donde el gobierno de Bashar el-Asad es el primer interesado en poder clamar la presencia de terroristas para justificar su sangrienta represión. Cuanto más tiempo pasa, más difícil es que la comunidad mundial tome partido en ese lodazal donde se ahogan las aspiraciones democráticas del pueblo sirio y millones de vidas.
Con la falta de apetito bélico que ha dejado la invasión de Libia, y las elecciones por delante, es improbable que Obama se juegue la reelección por Siria. Su rival lo sabe. Por eso Romney le presionó el domingo para que arriesgue más. «Después de casi año y medio de matanzas, es más que hora de que EE UU empiece a liderar y ponga fin al régimen de El-Asad», dijo el candidato republicano. «El presidente Obama no puede seguir ignorando las llamadas de los líderes congresistas de ambos partidos para tomar medidas más enérgicas».
Ganar tiempo
Tampoco Mitt Romney puede pedir una costosa intervención militar y defender medidas de austeridad a la vez, por lo que sugiere que EE UU trabaje con sus aliados para «organizar y armar a la oposición». Según Associated Press, Washington ya está negociando la transferencia de armas desde Arabia Saudí y otros países árabes a Siria. El plan de paz «que Obama todavía apoya», matizó Romney, «simplemente ha proporcionado a El-Asad más tiempo para ejecutar su masacre».
En eso no está solo. Fuentes diplomáticas europeas en la ONU admiten que muchos en el Consejo de Seguridad creen que el régimen, apoyado por Rusia y China, pedirá una extensión para poner en marcha el plan de Annan porque le proporciona cobertura para reprimir a la oposición. Su intención es simplemente ganar tiempo. Pero tiempo es lo que quieren darle países como India y Pakistán, que este año son miembros del Consejo.
Annan llegó ayer Damasco precedido por el clamor que ha desatado la masacre de Hula, que por primera vez ha logrado un comunicado de condena rápido, enérgico y unánime de todo el Consejo de Seguridad, aunque sus miembros difieran a la hora de apuntar responsabilidades. «He llegado en un momento crítico de esta crisis», admitió el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, que volvió a pedir el silencio de las armas. Moscú empieza a aceptar la idea de que El-Asad deberá delegar el Gobierno en alguno de sus acólitos. «Lo más importantes no es quién esté en el poder, sino acabar con la violencia», declaró ayer el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.