Tribuna

De mayo

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Aunque aún nos quedan unos cuantos crímenes por resolver, mayo, el mes asesino, está a punto de dejarnos. Uno se pregunta a veces si está el patio para suicidarse, y uno no se contesta sino que, llevado de la inconsciencia y de la mano de un marinerito o una mini novia, nos arrojamos al vacío a explorar un infinito del que volveremos, como la propia metáfora indica (y no es un cuento de Borges), más vacíos; cuando menos de la parte del César; de las cosas del alma, Dios, en su infinita sabiduría, proveerá (aunque eso no sea consuelo: ¿Me habrá hecho Man Ray el álbum fotográfico?, pensará). Mayo, también nos dejó el Baluarte lleno de letras huérfanas en una Feria del Libro dedicada a la literatura iberoamericana que clausuró Carlos Fuentes para siempre jamás. No está el libro para ferias. Tampoco el bolsillo. Y aún privando las cosas del alma, o por eso precisamente, bastante tenemos con la homicida comunión primera. Como tantos otros tirones, el tirón editorial del Doce se ha quedado en tirón de bolso de papel de oquedad (estoy que me salgo con las metáforas, pa no leerme, vaya). Alguna autoridad debiera pronunciarse, pedir una prórroga para terminar cuestiones pendientes, suspender el Doce en el limbo y parar el tiempo en el mismo lugar en que paramos a los franceses, ahora, antes que nos azote la calor (y se nos quiten las ganas de trabajar), y esperar a que esa fiera inmunda que llaman los mercados se sacie completamente, y reviente hijalagranputa... Pensándolo bien, mejor paramos el tiempo con efecto retroactivo (esto sí que es borgiano), antes que el Cádiz, en su infinita sabiduría (no... eso no vale para todos), antes que el Cádiz en su infinita guasa hubiese empezado el partido contra el Madrid... Bueno, seamos serios, retrocedamos hasta el momento en que el gobierno andaluz en su infinita (...) decidiera recortar el sueldo de los funcionarios cadistas ('Rebélate' decía Valderas en campaña, me da que es el único que ha conseguido ser fiel a su eslogan: estamos rebelaos, pisha)... Mira, que no, que lo he madurao: retrotráeme al Tratado de Maastricht... (Aunque usted no lo crea, ya tengo una edad, no sé por qué escribo estas tonterías... Pero ya que estoy: Mayo, sieso).