La universidad se rebela contra los recortes de Wert
Los rectores plantan al ministro de Educación ante su negativa a debatir sobre los ajustes
MADRID. Actualizado: GuardarLos recortes en educación están suponiendo una travesía por el desierto para el ministro del ramo. Si el martes José Ignacio Wert vivió en sus carnes la primera huelga de la democracia de todos los niveles de la enseñanza pública, ayer le tocó sufrir todo un plantón a cargo de los rectores de las universidades españolas. Tras varias horas de reunión y después de tener más de una esperando al ministro, los rectores presentes votaban por unanimidad no asistir a la reunión ordinaria convocada por el Ministerio, que, entre otros puntos del día, incluía el incremento de la exigencia académica para acceder una beca. El motivo, según explicó a posteriori la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), fue la negativa de Wert -al no estar incluido en el orden del día- a tratar los recortes aprobados la pasada semana por el Congreso y que contemplan, entre otras medidas, una subida de tasas de hasta un 66% de su actual valor, el encarecimiento de las segundas, terceras y cuartas matrículas o una mayor carga lectiva para los docentes que no dediquen tiempo a la investigación.
Según especificó la CRUE, el pasado 7 de mayo se solicitó al ministro un Consejo de Universidades extraordinario, con un único punto en el orden del día: analizar el impacto de los recortes. No solo no se convocó, denuncian los rectores, sino que en el encuentro ordinario que se debía celebrar este miércoles ni siquiera se contempló la posibilidad de discutirlos.
«Los rectores han entendido que se trata de una falta de respeto y de atención a toda la comunidad universitaria -a sus estudiantes, a sus profesores y a su personal de administración y servicios - y, por este motivo, han decidido no asistir a la sesión del Consejo de Universidades», justificó la CRUE en un comunicado leído por su vicepresidente, el rector de la Universidad Politécnica de Valencia Juan Juliá. La presidenta de esta organización, Adelaida de la Calle, lamentó la falta de entendimiento con el Ministerio, «algo que siempre ha existido con todos los gobiernos independientemente de su color político». «No entiendo por qué desde el principio no ha habido margen de diálogo o vínculo», aseguró De la Calle.
«Diálogo, no negociación»
Tras conocer la decisión de los máximos representantes universitarios, el ministro Wert lanzó una nueva llamada al diálogo entre las partes, como ha venido anunciando desde que se anunciaron los primeros ajustes. Sin embargo, aclaró, «diálogo» no quiere decir «negociación», ya que desde el Ministerio y por tanto desde el Gobierno se considera que el camino emprendido con las últimas reformas es irreversible. Tampoco quiso ocultar la «infinita sorpresa» por el plantón de los rectores. Wert llegó incluso a preguntarse en una comparecencia tras conocer su ausencia de la reunión si los responsables de los universidades «son conscientes de la naturaleza de los problemas de este país». El ministro aseguró además que ningún miembro de la CRUE se puso en contacto con él para expresarle su malestar. También apuntó que ya se realizó un debate en el momento del anuncio de los ajustes, del que, aparentemente, todas las partes habían salido satisfechas.
Los puentes entre el ministro y los rectores universitarios parecen más rotos que nunca tras el desencuentro de ayer. Tanto que la CRUE, ante la falta de respuesta a sus peticiones, ya ha anunciado que solicitará una reunión con el presidente del Gobierno saltándose al propio ministro de Educación.
El enfrentamiento entre los rectores y el ministro no tardó en ser usado como munición de gran calibre por la oposición socialista. Su secretario de Organización, Óscar López, acusó a Wert de hacer gala de una profunda «soberbia». «Con una mano recorta 3.000 millones de la enseñanza pública y con la otra intenta tapar la boca a la comunidad académica», denunció López, para quien la política educativa del Gobierno sigue unas líneas claras: «Más tasas y menos becas, más alumnos para menos profesores y más soberbia para ningún diálogo».