Varias mujeres salen de un colegio electoral en Alejandría en la primera cita con las urnas para decidir presidente. :: AFP
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Los egipcios eligen con orgullo a su nuevo presidente

Los ciudadanos acuden en masa a las urnas en el primer día de los comicios pese a la notable existencia de votantes indecisos

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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El camino que va desde la plaza Tahrir de El Cairo hasta el colegio de Bahiya Bulhany, en el barrio de Sayyida Zeinab, se recorre en apenas 20 minutos. «Pero hemos tardado mucho en llegar aquí, quince meses. Quizá 60 años», reconoce Saha Abdeladi mientras aguarda pacientemente su turno para votar. Con ilusión, pero sobre todo con mucho orgullo, los egipcios volvieron ayer a las urnas para elegir al primer presidente democrático de su historia, el hombre que tomará el relevo de los militares y que deberá enfrentarse a los tremendos retos que aguardan al país más poblado del mundo árabe.

El largo sendero también ha sido un camino sentimental y de madurez política y cívica. Después de décadas de ser tratados como meros números de unas listas que podían recontarse al antojo de los gobernantes, los egipcios han aprendido a escuchar y a debatir, algo que ayer estaba presente en todas las largas colas de los colegios electorales, donde grupos animados de votantes refutaban, con mayor o menor ímpetu, pero casi siempre con respeto, las decisiones de sus compañeros de fila. La campaña ha despertado la curiosidad política de los ciudadanos, muchos de los cuales reconocían que votaban por primera vez en las presidenciales. Entre ayer y hoy, 50 millones de personas están llamados a las urnas.

«Tengo 36 años y jamás había ido a votar, ¿para qué?», se preguntaba Amira Abdelhakim, madre de dos hijos y cubierta con un niqab, el velo que cubre la cara. Ella es una simpatizante prototipo del islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh: conservadora, votante de los Hermanos Musulmanes en los comicios legislativos, pero que ahora considera que la cofradía quiere abarcar demasiado y que su candidato, Mohamed Mursi, carece de carisma suficiente. «Yo tengo mis preferencias, pero en realidad no importa. Lo que hoy importa es que es un día feliz para los egipcios», aseguraba.

No todos tenían claro a quién iban a dar su apoyo. Los indecisos plagaban las colas de votantes que, custodiadas por el Ejército y la Policía, daban la vuelta a algunos edificios. Algunos, como Attiya Haggar, no se decidían entre opciones aparentemente excluyentes. «No sé si votar a Hamdin Sabbahi (el izquierdista nasserista) o a Ahmed Shafiq (derechista)», se preguntaba la anciana, que para la presidencia quiere «a un hombre bueno, y todos los que se presentan lo parecen». «Estoy hecha un lío».

Once aspirantes

Los comicios enfrentan a once aspirantes, pero hasta ahora han destacado como favoritos tres de ellos: el islamista moderado Abul Futuh, el hermano musulmán Mohamed Morsi y el antiguo secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa. Sin embargo, ayer, al menos en El Cairo, el nombre de Shafiq y Sabbahi resonaban con frecuencia en las colas de los colegios electorales, candidatos que podrían dar alguna sorpresa de última hora.

Algunos de los vicios de las pasadas elecciones parecían haberse corregido. La comisión electoral denunció que se habían registrado algunas irregularidades, pero lo cierto es que apenas se veía a gente haciendo campaña o repartiendo octavillas en las puertas de los colegios electorales, algo de lo más común en las legislativas de finales de 2011.

Los votantes también tenían más claro los mecanismos de la democracia y, por si hubiera dudas, carteles explicativos con imágenes pegados a las puertas de las aulas facilitaban la labor a los egipcios. Las elecciones presidenciales en sí también son más sencillas que las parlamentarias, explicaba ayer el juez Ahmed Abdelaal, encargado de supervisar el proceso en un colegio del barrio de Sayida Zeinab. «En las legislativas había más de cien candidatos por papeleta, mientras que en estas hay trece -dos de ellos se han retirado a última hora y por eso están incluidos en las tarjetas-, que además llevan foto», apuntaba el magistrado.

La alta afluencia de votantes obligó a las autoridades a retrasar una hora el cierre de los colegios electorales, aunque los que no consiguieron depositar su voto podrán hacerlo también hoy. Si ninguno de los candidatos obtuviera más del 50% de los sufragios, los dos más votados deberán pasar a una segunda vuelta que se celebrará el 16 y 17 de junio.