El Congreso aprueba los Presupuestos sin una sola concesión del Gobierno
La mayoría absoluta del PP blindó las cuentas y solo dejó pasar tres de las 3.100 enmiendas presentadas por la oposición
MADRID. Actualizado: GuardarEl Gobierno tiene claro que no va a desviarse un milímetro de la senda que se ha marcado para cumplir con el objetivo de déficit de la Unión Europea. Ansía contar con un socio parlamentario que alivie la soledad con la que impone recortes y subidas de impuestos, pero no hará una sola concesión que suponga un aumento del gasto público para conseguirlo. Desde la insistencia en que su política económica no tiene alternativa, está dispuesto a asumir solo el desgaste de unas medidas impopulares, con el único sostén de la amplia mayoría absoluta del PP, como demostró ayer en el Congreso al aprobar los Presupuestos del Estado para 2012 con el rechazo unánime de la oposición.
Mariano Rajoy no hizo ni una concesión para maquillar la soledad de su partido. Ni siquiera a CiU, que es su evidente objeto de deseo. Después de un mes de interminables debates en pleno y comisión, el proyecto que remitió en abril el Gobierno ha salido del Congreso rumbo a su discusión y aprobación en el Senado prácticamente sin cambios. El recorte medio del gasto de los ministerios continúa en más de un 15%, se mantiene la amnistía fiscal y la tijera no ha retrocedido un ápice en educación, infraestructuras, políticas de empleo o inversiones en I+D+i, que registran enormes tajos, los más criticados tanto por la izquierda como por los nacionalistas.
Las 3.100 enmiendas al proyecto que planteó la oposición terminaron en la papelera. La mayoría popular impuso desde el primer momento el cerrojazo y, con un comportamiento que los portavoces calificaron de inédito, solo admitió al resto de partidos tres modificaciones al texto. Una, la única aceptada al PSOE, se limita a la corrección del nombre de un pueblo gallego; la segunda, autoriza a su socio electoral de Unión del Pueblo Navarro a crear incentivos fiscales para la conmemoración de la batalla de las Navas de Tolosa; y la tercera, la única que supuso aumento de gasto, destinó, a petición de Coalición Canaria, 586.000 euros a favorecer el flujo de exposiciones entre la península y las islas.
El Ministerio de Hacienda no solo cerró el grifo a la oposición. Los populares frenaron las enmiendas hasta de sus propias filas. No hubo alegría alguna que vender en las circunscripciones. Los cambios patrocinados por sus diputados se redujeron a 130 y la mayoría fueron mejoras técnicas sin apenas desembolso.
Vicente Martínez Pujalte, el portavoz popular de Presupuestos, lo dejó claro. Todo responde a una estrategia de blindaje dictada desde el Ejecutivo. Ni una enmienda que genere déficit. Cristóbal Montoro, en el último intento fallido para lograr el respaldo de CiU, se lo dijo en persona al titular de Economía de la Generalitat, que reclamaba las inversiones previstas en el Estatut. «No hay un euro», se disculpó el ministro de Hacienda.
Poca emoción
El PP actuó como un frontón y el resultado fue el previsto. El proyecto fue aprobado con 180 votos de PP, UPN y Foro, y rechazado por los 146 de PSOE, CiU, IU, UPyD, PNV, Amaiur, ERC, BNG, CC, Compromís y Geroa Bai. Las 30 horas de debate en el pleno y la falta de emoción que garantiza la mayoría absoluta se reflejaron en 18 diputados ausentes, entre ellos Rajoy, de viaje a París y Bruselas, al igual que Alfredo Pérez Rubalcaba, que no votó por estar también en Bruselas.
La situación se repetirá en el Senado en junio, donde si el texto no sufre modificación alguna recibirá la aprobación definitiva. Si el PP se ve obligado a introducir alguna enmienda de última hora, los Presupuestos volverán al Congreso para ser ratificados entre junio y julio.
La luz verde de las cuentas públicas de 2012 se solapará este año con el comienzo de la tramitación de las del año próximo, pues en las próximas semanas el Gobierno debe remitir al Congreso el escenario de techo de gasto para 2013, que una vez aprobado permitirá presentar a las Cortes en septiembre el proyecto de cuentas públicas del próximo año.