Manifestación de protesta contra la cumbre de la OTAN que se celebra en Chicago. :: TANNEN MAURY / EFE
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La OTAN ultima su salida de Afganistán

La Alianza se reúne en Chicago para sellar el conflicto más largo de su historia y con la vista puesta en un recorte del gasto por la crisis

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Los líderes de la OTAN inician hoy en Chicago un encuentro teñido por un acontecimiento destinado a ocupar una página en la historia: definir la hoja de ruta para el fin ordenado del conflicto armado de Afganistán, el más largo en el que ha estado la organización desde que fue creada en 1949. Con Barack Obama decidido a hacer prevalecer su plan de retirada total en 2014, lo que falta por certificar son los detalles de un repliegue escalonado, al que los socios con tropas en el país centroasiático no habían puesto grandes pegas hasta que los franceses eligieron como presidente a François Hollande. La promesa del líder galo de anticipar el regreso de sus 3.300 soldados a finales de este año es el factor que más interés añade a la cumbre.

Otros países que vienen quejándose del alto coste económico del despliegue podrían aprovechar la brecha introducida por Francia para matizar su compromiso. No es el caso de España, cuyos 1.500 efectivos se mantendrán sincronizados al plan de EE UU. «Entramos juntos y saldremos juntos», han repetido desde Moncloa. «A estas alturas todos queremos irnos de Afganistán lo más rápido posible», señaló, por su parte, Nick Witney, experto en Defensa del Consejo de Relaciones Exteriores Europeo. «El problema es que Afganistán se enfrenta a un futuro sombrío», añadió Witney.

Antes del cambio introducido por el presidente socialista francés, Canadá y Holanda habían hecho cambios en sus misiones, mientras que la mandataria australiana, Julia Gillard, indicó que sus tropas podrían irse el próximo año, aunque luego rectificó. Los optimistas en el seno de la OTAN estiman que las posturas de los países díscolos se suavizarán por lo mucho que hay en juego y porque en Chicago también se discuten otros asuntos que se utilizarían como monedas de cambio.

Nadie como Obama, empeñado en mostrar el fin de la guerra como uno de sus grandes logros de cara a la reelección, está más interesado en huir del avispero afgano, por mucho que le cuelgue la etiqueta de «salida ordenada». Estados Unidos, con 90.000 efectivos, retirará a 22.000 en septiembre y después del verano anunciará nuevas retiradas. Muy atento a todo lo que se cuece entre hoy y mañana está el presidente afgano, Hamid Karzai, invitado a una cita excepcional en la que participan 60 delegaciones y organizaciones. El encuentro, sin embargo, se ha visto envuelto por las protestas que desde hace días protagoniza el movimiento Occupy Chicago y grupos anarquistas contra la Alianza Atlántica.

Desconfianza de Rusia

Además del conflicto afgano, los líderes de la OTAN debatirán sobre la escasez de fondos en medio de la devastadora crisis de la deuda. Estados Unidos ha sido hasta ahora el principal contribuyente de las operaciones de la Alianza, pero la idea es hallar puntos de encuentro para afrontar el futuro bajo un clima de reducción presupuestaria. Las posturas se adivinan enfrentadas porque Washington busca un papel menos dominante -e invertir menos- en la Alianza. La cuestión se hizo muy evidente durante la intervención en Libia, donde saltaron serias deficiencias en el poder militar europeo al liderar el operativo contra Muamar Gadafi.

Otro de los debates centrales de la cumbre, la denominada «defensa inteligente» ideada por el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, también está motivado por la crisis financiera y económica internacional, que ha obligado a la mayoría de los 28 países de la OTAN, 21 de ellos europeos, a recortar su gasto en defensa. Pese a los momentos de máxima austeridad, la Alianza tiene intención de lanzar 25 proyectos de cooperación en los que diversos países compartirán sus recursos y capacidades.

El gran ausente de la cumbre es el presidente ruso, Vladimir Putin, receloso del proyecto estrella de la OTAN para Europa: el escudo antimisiles -en Chicago se darán detalles importantes sobre la capacidad del sistema-. A ello se suma su permanente desconfianza por la expansión de la Alianza hacia lo que el Kremlin considera sus zonas de influencia. Georgia y Ucrania siguen en la lista de candidatas a una nueva ampliación hacia el este y eso para Moscú es una provocación.