El féretro de Carlos Fuentes, a su llegada, ayer, al Palacio de Bellas Artes, en México D. F. :: ALEX CRUZ / EFE
Sociedad

Palabra de Carlos Fuentes

El escritor fijó sus creencias y anhelos en textos muy diversos y complementarios a sus ficciones El patriarca de las letras mexicanas creía en el lenguaje como «elemento salvador» del hombre

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No creía Carlos Fuentes que nadie estuviera obligado a creer en sí mismo. Pero creía a pies juntillas en el poder transformador de la palabra escrita y en la necesidad de poner en claro aquello en lo que se cree. A lo largo de medio siglo fijó sus creencias en textos muy diversos y complementarios de sus ficciones, como 'En esto creo'. Configuró una suerte de 'diccionario de la vida' que de la A a la Z incluía 41 voces fijadas en microtextos a caballo entre el ensayo y la confesión. Un lúcido ideario al que añadió después decálogos urgentes y perfiló en artículos, discursos y entrevistas.

Tras su repentina muerte con 83 años, toman pleno sentido sus reflexiones y apuntes fijados en entradas como Amor, Amistad, Dios, Educación, Globalización, Iberoamérica, Libertad, México, Muerte, Mujer o Quijote. Un peculiar 'credo' en el que anida el lúcido escepticismo y la agudeza crítica que hicieron grande su pensamiento y su poderosa y renovadora obra. Fuentes lo abordaba como «una confesión de corte rousseauniano, pero también como un ejercicio de retórica, de debate conmigo mismo, y elementos de imaginación». «Participa de muchos géneros entre ellos la confesión, tal como la concibió San Agustín, que la llamó la cámara de los ecos, pero no participa del credo y de la fe, porque hay suficiente escepticismo como para no tomarse el credo al pie de la letra», advertía este rendido admirador de Cervantes y 'El Quijote'. Lo releía con pasión cada Semana Santa, convencido como su autor de que la novela es el único medio posible para profundizar en la realidad de los hechos. «Donde la historia se detiene porque no tiene nada que decir aparece la novela para decir lo que la historia no sabe, no quiere o no puede decir».

Imaginación transformadora

«Jamás descreí de la literatura, desde que aprendí a leer con cuatro años. Siempre he tenido una enorme fe en la palabra escrita, en la imaginación como elemento salvador del ser humano», explicaba el más lucido cronista del México del siglo XX, la voz más crítica del boom y autor de hitos como 'La región más transparente', 'Terra Nostra', 'Gringo viejo', 'Cambio de piel' o 'La muerte de Artemio Cruz'. Mexicano hasta la médula, no ahorró críticas a su país y a su compleja idiosincrasia, como dejó claro en su discurso de agradecimiento del Cervantes. «México es mi herencia, pero no mi indiferencia; la cultura que nos da sentido y continuidad a los mexicanos es algo que yo he querido merecer todos los días, en tensión y no en reposo. Mi primer pasaporte -el de ciudadano de México- he debido ganarlo, no con el pesimismo del silencio, sino con el optimismo de la crítica. No he tenido más armas para hacerlo que las del escritor: la imaginación y el lenguaje».

«Creo, con Borges, que la Teología es una rama de la literatura fantástica», afirmaba el Premio Cervantes, Príncipe de Asturias y eterno candidato al Nobel. A la manera de Beckett y Pascal, concebía a Dios como «un gran enigma» o «un compañero invisible de la historia al que nunca conocemos». «Como Pascal, si creo en Dios y existe, salgo ganando. Si no existe, no pierdo nada», ironizaba.

Escéptico por naturaleza, encontró en san Juan de la Cruz y Buñuel amarres para afrontar tan peliaguda cuestión: «San Juan parte de la base de que Dios siempre será invisible y que su búsqueda es lo que vale la pena. Yo creo en el cuestionamiento de Dios, en el debate en torno a la credibilidad y en la frase de Buñuel 'gracias a Dios, soy ateo'».

Tan huidizo como Dios juzgaba Fuentes el amor: «Es fugitivo en general aunque algunos sepamos que hay sentimientos permanentes. Pero para la mayoría el amor es fugaz. Solo la muerte descubre la profundidad de lo erótico: cuando llega ese momento terrible en que la pareja se disuelve por la muerte, es cuando se siente con más fuerza el erotismo, que es amar al que ya no está».

La editorial Alfaguara publicará en los próximos meses 'Federico en su balcón' y 'Personas', los nuevos títulos de Carlos Fuentes. 'Personas', que se publicará el próximo 4 de julio, es un libro de memorias. En la novela 'Federico en su balcón', Fuentes plantea un diálogo con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. La obra se publicará durante el último trimestre del año.