
«Tenemos la obligación de seguir buscando los restos de Lorca»
Ganador del premio Lara, no cree que Juan Ramírez de Lucas fuera el gran amor de Lorca e inspirara 'Los sonetos del amor oscuro' Ian Gibson Escritor e hispanista
MADRID. Actualizado: GuardarIan Gibson (Dublín, 1939) descree de la tesis de la inminente novela 'Los amores oscuros' en la que Manuel Francisco Reina desvela a Juan Ramírez de Lucas (1917-2010) como el gran amante de Federico García Lorca. Gran autoridad en el universal poeta granadino, tampoco cree que Ramírez de Lucas fuera el destinatario de los 'Sonetos del amor oscuro'. El escritor e hispanista, que acaba de ganar el premio Fernando Lara por una novela sobre el asesinato de Prim, sabe que el gran amor de Lorca y el destinatario de esos versos es Rafael Rodríguez Rapún. Cauto ante tanto revuelo, trabaja Gibson en su biografía de Buñuel, en la que de nuevo aparecen Lorca y Dalí, «el trío áureo de la cultura española del siglo XX».
-¿Fue Juan Ramírez de Lucas el gran amor de Lorca?
-Ni el gran ni el único amor de Federico. Me sorprende que se asegure tajantemente que lo fue. Su gran amor fue Rafael Rodríguez Rapún, aunque es cierto que tuvo muchos ligues. No diré que Ramírez de Lucas fuera uno más, pero no el más importante. Federico, el poeta joven más famoso y apreciado de España, carismático, con una personalidad arrolladora, estuvo siempre rodeado de jóvenes que lo admiraban, lo deseaban y querían salir en la foto.
-¿Es Ramírez de Lucas, como se apunta, el destinatario de los 'Sonetos del amor oscuro'?
-No lo creo. Ni lo cree Luis María Anson, que los publicó en ABC y está bastante bien informado. No acepta la tesis de que Ramírez de Lucas fuera el destinatario de los sonetos, anteriores a la relación. Están datados en Valencia en 1935 y decir que por entonces se había roto la relación con Rapún, cuando sabemos que no, es escamante.
-¿Se impone la cautela ante tanto revuelo?
-Es lo que toca, hasta que veamos la novela y la documentación. Por las declaraciones de su autor, la ignorancia del señor Reina sobre toda la vida de Lorca me parece extraordinaria. Dice que su relación con Rapún se había roto antes del viaje de Lorca a Nueva York. Es ridículo. El viaje es en 1929 y sabemos que Lorca estuvo con Rapún hasta casi el 36. Su relación con Rapún es más próxima, intensa, cercana y profunda que la que pudo tener con Ramírez de Lucas. Rapún fue secretario de 'La Barraca' y su cercanía se testimonia en muchos libros. Desconfío de los argumento de Reina. Habrá que esperar a conocerlos mejor, pero al menos no es tan inverosímil como el libro de Santiago Roncagliolo, que sugiere que los restos de Lorca están debajo de un monolito en Montevideo. Es absolutamente esperpéntico, además de imposible.
-Las cartas de Lorca a Ramírez de Lucas son bastante apasionadas
-Es el tono habitual de sus misivas amorosas. La correspondencia con Eduardo Rodríguez Valdivieso, un granadino joven, discurre en un tono parecido. Lorca es mayor y aconseja al joven que no desespere, que luche, que tenga fe en el porvenir. El mismo tono de las cartas que hemos conocido estos días.
-¿Lorca tuvo otros novios?
-Sí. El escritor Manuel Paz me contó cómo en una visita a Sevilla, Lorca desapareció de la feria unos días. Le dijo a Romero Murube, alcalde de Sevilla, «lo siento mucho, pero me salió un lunar en el pecho». Era su forma de describir una aventura cuando conocía a un joven atractivo, algo para lo que tenía mucha facilidad.
-¿Conocía la figura de Ramírez de Lucas?
-Sí. Está en mi biografía de Lorca y lo cito en 'Lorca y el mundo gay'. Hice lo imposible por hablar con él y se negó. Lo localicé en el año 90 y me dijo que preparaba una edición de 'Así que pasen cinco años' en la que pondría todo cuanto sabía. Nunca la publicó ni abrió la boca. Murió con el secreto.
-¿Se debe seguir buscando el cadáver de Lorca?
-Desde luego. Por el bien de todos. No es bueno para nadie que haya tantas versiones sobre la ubicación de los restos y sobre su asesinato. Es malo para España, para su familia y para todos los que amamos su obra. Da pábulo a todo tipo de especulaciones que acabarían con la localización. Otra cosa es que la recuperación de los restos beneficie al mito. Ahí no entro, pero tengo claro cuánto ha dado Lorca a España. Es su mejor embajador de todos los tiempos. Ha hecho tanto por su país que tenemos la obligación de buscarlo. Su obra y su mensaje están más que vivos; el amor y el respeto al prójimo, a los que sufren abusos, mujeres, negros, gitanos... Está siempre con los perseguidos. Su mensaje es tan nítido en Australia como en Finlandia.