El BCE se implica en el saneamiento de la banca española
El supervisor revisará junto a los auditores independientes los tres billones en préstamos que acumula el sistema
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl BCE se implicará en el proceso abierto por el Gobierno para sanear la banca española. El ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció ayer que el emisor del euro colaborará en los análisis de los balances del sector junto con los auditores independientes que se designarán próximamente. La participación del guardián de la moneda única llega en plena avalancha de críticas para el Banco de España, encargado de controlar el funcionamiento de las entidades. De Guindos rechazó que la decisión suponga una de desautorización del supervisor nacional y destacó la importancia de que se ofrezca una imagen «absolutamente transparente» del sector para que se disipen las dudas de los mercados.
El titular de Economía desveló la colaboración del BCE apenas unas horas después de explicar la reforma financiera en el Eurogrupo. De Guindos admitió que la entidad presidida por Mario Draghi le «mostró su interés» por tomar parte en el saneamiento, un gesto al que respondió afirmativamente dada su amplia experiencia en la revisión de activos dudosos. «El conocimiento del BCE es vital y creemos que puede ser muy útil», corroboró. Su principal cometido será ayudar a clarificar el impacto real del desplome inmobiliario en los tres billones en préstamos del sector, lo que equivale al 300% del PIB nacional.
El BCE revisará los créditos concedidos junto a un grupo de expertos independientes. Los socios comunitarios pusieron especial énfasis en la participación de auditores externos, una exigencia que el lunes se completó con un llamamiento a finalizar cuanto antes los exámenes de los balances. De Guindos aceptó la petición y puntualizó que las revisiones se llevarán a cabo en menos de dos meses. El emisor de la divisa común, que según el ministro de Economía «apoyará continuamente los esfuerzos del Gobierno», también asesorará en la constitución del 'banco malo' al que las entidades podrán transferir sus activos problemáticos.
Sin reproches
Pese al protagonismo del BCE y los expertos independientes, De Guindos precisó que el Banco de España también formará parte del grupo de trabajo que materializará el saneamiento. Convencido de que lo fundamental es «mirar hacia delante», eludió referirse a la gestión de Miguel Ángel Fernández Ordóñez al frente del supervisor nacional. «No voy a hacer ningún juicio de valor sobre cuestiones del pasado. La situación es la que es», remarcó antes de negar que el Gobierno se plantee reformar el estatuto de la entidad para otorgarle una mayor credibilidad. El ministro de Economía insistió en que la clave ahora pasa por trazar una imagen «absolutamente clara, fiel y transparente» del sector.
La otra cuestión decisiva para que España recupere la credibilidad en los mercados es Grecia. De Guindos reconoció que la escalada de la prima de riesgo, que ayer volvió a recrudecerse, resulta «inaceptable». A su juicio, «no es sostenible» que distintos socios se vean contra las cuerdas por la «distorsión» que provoca la situación del país heleno. Ante estos embates, que también están afectando a Italia aunque con menor intensidad, reclamó a la Eurozona que actúe para garantizar la estabilidad. El titular de Economía no explicitó si estaba pidiendo al BCE que volviera a comprar deuda o si se refería a una mayor implicación para ayudar a Atenas.
La crisis política de Grecia, que ayer se tradujo en la convocatoria de nuevas elecciones en junio, ha disparado el debate sobre su continuidad en el euro. Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, pronosticaba en un artículo el lunes que el país heleno saldrá de la moneda única el mes que viene. El experto estadounidense auguraba que simultáneamente España e Italia tendrán que imponer un 'corralito' para intentar frenar la masiva fuga de capitales en dirección a Alemania. De Guindos calificó la teoría de «sinsentido» y «salto carente de racionalidad».
La hipótesis de la primera deserción de la zona euro, sin embargo, aparece cada vez con más fuerza en el centro del escenario. Tras la reunión del Eurogrupo, su presidente, Jean-Claude Juncker, subrayó que no se plantea «ni por un segundo» la marcha de Grecia. Incluso, tachó de «propaganda» las especulaciones y abogó por dar el tiempo necesario a la democracia helena para la formación de un Gobierno estable. Aunque en un principio la UE había rechazado cualquier tipo de relajación en los recortes asociados al segundo rescate, Juncker indicó que están abiertos al diálogo.